LA SANTA BIBLIA

LA SANTA BIBLIA

jueves, 2 de noviembre de 2017

500 AÑOS DE LA REFORMA PROTESTANTE

EL PRÓXIMO 15 DE NOVIEMBRE TENDREMOS EL CONCIERTO EN LA SALA SINFÓNICA DEL CCK, Y COMO PARTE DEL CONGRESO DE LA BIBLIA, ORGANIZADO POR SOCIEDADES BÍBLICAS DE ARGENTINA. LOS INVITOA INGRESAR EN LA PAGINA www.congresodelabiblia.org Y AHÍ MISMO USTED SE PUEDE REGISTRAR Y RECIBIRÁ SUS TICKET, SIN COSTO ALGUNO EN SU CORREO ELECTRÓNICO.

lunes, 16 de octubre de 2017

ANDAMOS POR FE Y NO POR VISTA

Génesis 50:15-20 Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy… (v. 20). Jay Bufton convirtió su habitación del hospital en un faro. Con 55 años de edad, el esposo, padre, profesor y entrenador estaba muriendo de cáncer, pero su habitación —la 5020— se convirtió en un faro de esperanza para amigos, parientes y personal del hospital. Por su actitud gozosa y su fe sólida, las enfermeras querían que las asignaran para asistirlo. Incluso, algunas iban a verlo fuera del horario de trabajo. Aunque su cuerpo atlético ya estaba desgastado, saludaba a todos con una sonrisa y palabras de aliento. Un amigo dijo: «Cada vez que lo visitaba, estaba vibrante, positivo y lleno de esperanza. Vivía su fe aun frente al cáncer y la muerte». En su funeral, un orador señaló que la habitación 5020 tenía un significado especial. En Génesis 50:20, José afirma que, aunque sus hermanos lo habían vendido como esclavo, Dios había convertido esa situación en algo bueno y con propósito: «darle vida a mucha gente». Aunque el cáncer invadió su vida, al reconocer la mano de Dios en ello, Jay podía decir: «Dios lo encaminó a bien». Por eso, aprovechó para contarles a otros sobre Jesús. ¡Qué legado de fe inconmovible en nuestro Salvador ante el llamado de la muerte! ¡Qué testimonio de confianza en nuestro Dios bueno y confiable! Señor, ayúdame a testificar de tu amor aun en los momentos difíciles. Por la gracia de Dios, podemos dar el mejor testimonio en el peor momento.

miércoles, 4 de octubre de 2017

DETENCIONES DIVINAS

Lucas 18:35-43 Jesús […] le preguntó, diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista (vv. 40-41). Los expertos coinciden en que las interrupciones absorben una asombrosa cantidad de tiempo. Ya sea que estemos en el trabajo o en casa, una llamada telefónica o una visita inesperada pueden desviarnos de lo que consideramos nuestro propósito principal. A la mayoría no nos gustan las interrupciones; en especial, cuando generan inconvenientes o cambio de planes. Pero Jesús trató de manera muy diferente lo que parecían ser interrupciones. Vez tras vez, en los Evangelios, vemos cómo interrumpía sus actividades para ayudar a los necesitados. Mientras Jesús iba camino a Jerusalén para ser crucificado, un mendigo ciego, junto al camino, clamó: «¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!» (Lucas 18:35-38). Algunos le dijeron que se callara, pero él seguía clamando. Jesús se detuvo y le preguntó: «¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista. Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado» (v. 41-42). Cuando alguien que realmente necesita ayuda interrumpe tus planes, pídele sabiduría al Señor para saber cómo responder de forma compasiva. Lo que nosotros llamamos interrupción podría ser una cita divina que el Señor ha concertado para ese día. Señor Jesús, lléname de sabiduría y compasión para responder como tú lo hiciste ante los necesitados. Las interrupciones pueden ser oportunidades para servir.

jueves, 27 de julio de 2017

¿QUE LE AGRADA A DIOS…?

A VECES NOS PREGUNTAMOS PORQUE HAY COSAS QUE PARECE QUE NUNCA LAS PODEMOS ALCANZAR. PERO NO SERÍA MEJOR PREGUNTARNOS ¿ESTOY HACIENDO LO QUE A DIOS LE AGRADA? A Dios le agradan los labios que dicen la verdad: Al Señor le repugnan los labios mentirosos; pero le agradan los que dicen la verdad. Proverbios 12:22 (RVC) A Dios le agradan las buenas intenciones El Señor se agrada del hombre bueno, pero condena al mal intencionado. Proverbios 12:2 A Dios le agrada que seamos compasivos y piadosos “Quiero que tengan compasión, no que ofrezcan sacrificios. Pues no he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores”. Mateo 9:13 NTV A Dios le agrada que se haga justicia “Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios”. Miqueas 6:8 (NVI) “Practicar la justicia y el derecho lo prefiere el Señor a los sacrificios”. Proverbios 21:3 (NVI) A Dios le agrada que tratemos bien a los demás “Traten a los demás como les gustaría que ellos los trataran a ustedes”. Lucas 6:31 (NTV) A Dios le agrada que los hijos obedezcan a sus padres. “Ustedes los hijos, obedezcan a sus padres en todo, porque esto agrada al Señor”. Colosenses 3:20 A Dios le agrada que seamos transparentes y justos “El Señor reprueba las balanzas falsas y aprueba las pesas exactas”. Proverbios 11:1 (DHH) A Dios le agrada que compartamos con el que pasa necesidad “No se olviden de hacer el bien ni de compartir lo que tienen con quienes pasan necesidad. Estos son los sacrificios que le agradan a Dios”. Hebreos 13:16 (NTV) A Dios le agrada la integridad de corazón “Yo sé, mi Dios, que tú examinas nuestro corazón y te alegras cuando encuentras en él integridad (honradez, rectitud, decencia)”. 1 Crónicas 29:17 (RVC) A Dios le agrada que no juzguemos por apariencias “La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón”. (1 Sam. 16:7) NTV A Dios le agrada que lo honren con temor reverente “En toda nación el que le teme (le reverencia) y hace lo justo, le es acepto (Dios se agrada de él) Hechos 10:35 (NBLH) A Dios le agradan las buenas acciones (…) Él pagará a cada uno según merecen sus acciones. Prov. 24:12 (NTV)a A Dios le agrada que tengan fe en Él “De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad”. Hebreos 11:6 A Dios le agrada que nos arrepintamos de hacer lo malo “Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios”. Mateo 3:8 (NTV) A Dios le agrada que le pidan en oración “Les digo, ustedes pueden orar por cualquier cosa y si creen que lo han recibido (por la fe), será suyo”. Marcos 11:24 (NTV) A Dios le agrada que lo busquen por medio de Jesús y su palabra. “Jesús contestó: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí”. Juan 14:6 1 Juan 2:6 6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. 1 Juan 2:6 30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:30-32 EL QUE SABE HACER LO BUENO Y NO LO HACE…, COMETE PECADO. (Santiago 4:17)

jueves, 20 de julio de 2017

TODO TIENE SU TIEMPO

3 En este mundo todo tiene su hora; hay un momento para todo cuanto ocurre: 2 Un momento para nacer, y un momento para morir. Un momento para plantar, y un momento para arrancar lo plantado. 3 Un momento para matar, y un momento para curar. Un momento para destruir, y un momento para construir. 4 Un momento para llorar, y un momento para reír. Un momento para estar de luto, y un momento para estar de fiesta. 5 Un momento para esparcir piedras, y un momento para recogerlas. Un momento para abrazarse, y un momento para separarse. 6 Un momento para intentar, y un momento para desistir. Un momento para guardar, y un momento para tirar. 7 Un momento para rasgar, y un momento para coser. Un momento para callar, y un momento para hablar. 8 Un momento para el amor, y un momento para el odio. Un momento para la guerra, y un momento para la paz. 9 ¿Qué provecho saca el hombre de tanto trabajar? 10 Me doy cuenta de la carga que Dios ha puesto sobre los hombres para humillarlos con ella.11 Él, en el momento preciso, todo lo hizo hermoso; puso además en la mente humana la idea de lo infinito, aun cuando el hombre no alcanza a comprender en toda su amplitud lo que Dios ha hecho y lo que hará. 12 Yo sé que lo mejor que puede hacer el hombre es divertirse y disfrutar de la vida, 13 pues si comemos y bebemos y contemplamos los beneficios de nuestro trabajo, es porque Dios nos lo ha concedido. 14 Y también sé que todo lo que Dios ha hecho permanecerá para siempre. No hay nada que añadirle ni nada que quitarle; Dios lo ha hecho así, para que ante él se guarde reverencia. Eclesiastés 3:1-14 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora (v. 1). Hace poco, mientras viajaba en avión, observé a una madre y sus hijos. Uno de los pequeños jugaba tranquilo, y ella miraba a los ojos a su recién nacido, le sonreía y le acariciaba la mejilla. Él la contemplaba extasiado. Disfruté del momento con cierta melancolía, al pensar en mis propios hijos a esa edad y en la etapa que ya había pasado. Sin embargo, reflexioné sobre las palabras del rey Salomón en el libro de Eclesiastés sobre «cada actividad bajo el cielo» (3:1 NTV). Mediante una serie de opuestos, él expresa que «todo tiene su tiempo» (v. 1): «tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado» (v. 2). Quizá el rey Salomón se desesperaba en esos versículos al ver lo que percibía como el ciclo insignificante de la vida. Pero también reconoció el rol de Dios en cada etapa: que nuestro trabajo es un «don de Dios» (v. 13) y que «todo lo que Dios hace será perpetuo» (v. 14). Podemos recordar épocas de nuestra vida con nostalgia, como cuando recordaba a mis hijos cuando eran bebés. Sin embargo, sabemos que el Señor promete estar con nosotros en cada etapa de nuestra vida (Isaías 41:10). Podemos contar con su presencia y descubrir que nuestro propósito está en caminar con Él. Señor, gracias porque me guías a través de cada etapa y siempre estás conmigo. Dios nos concede cada etapa de nuestra vida.

lunes, 10 de julio de 2017

EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO

Los cristianos pentecostales y carismáticos entienden al bautismo con el Espíritu Santo como una experiencia definida que ocurre después de la salvación. ... Para las Asambleas de Dios, implica la evidencia del hablar en nuevas lenguas según el Espíritu Santo permita a los creyentes que hablen. Joel 2:28-29 Derramamiento del Espíritu de Dios 28 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Mateo 3:11 11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Juan 7:37-39 Ríos de agua viva 37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. 39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. Hechos 2:1-4 La venida del Espíritu Santo 2 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Hechos 10:44 44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Hechos 19:6 6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. Romanos 14:17 17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. 1 Corintios 12:13 13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

domingo, 2 de julio de 2017

SU MISERICORDIA ES MEJOR QUE LA VIDA

Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Lamentaciones 3:21-23 Dios es fiel y muy compasivo: Sus misericordias son nuevas cada mañana. Como creyente, usted quizá ya sepa esas cosas, pero no le será suficiente con saberlas. Para que tengan efecto en su vida, es necesario que las recuerde constantemente, a fin de que aviven su esperanza y edifiquen su fe. Propóngase traer a la memoria la fidelidad de Dios cada mañana. ¿Cuales son algunas de esas misericordias que son suyas en Jesús? Vea en Salmo 103: 1. Él perdona todos sus pecados. 2. Él sana todas sus dolencias. 3. Él rescata su vida de la destrucción. 4. Él lo corona de favores y misericordias. 5. Él sacia de bien su boca, de modo que se rejuvenezca como el águila. 6. Él hace justicia y juicios a favor de todos los oprimidos. 7. Él le da a conocer Sus caminos y revela Sus obras. 8. Él le brinda Su gracia y Su misericordia en tiempos de necesidad. La misericordia y la gracia son confundidas con frecuencia. Mientras que los términos tienen significados similares, la gracia y la misericordia no son lo mismo. Para sintetizar la diferencia vemos que, misericordia es que Dios no nos castigue como lo merecen nuestros pecados, y gracia es que Dios nos bendiga a pesar de que no lo merezcamos. La misericordia es la liberación del juicio. La gracia es la bondad que se extiende a quienes no la merecen. De acuerdo a la Biblia, todos hemos pecado (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23 y 1 Juan 1:8). Como resultado de ese pecado, todos merecemos la muerte (Romanos 6:23) y la condenación eterna en el lago de fuego (Apocalipsis 20:12-15). Considerando eso, cada día que vivimos es un acto de la misericordia de Dios. Si Dios nos diera lo que merecemos, todos estaríamos, ahora mismo, condenados por una eternidad. En Salmo 51:1-2, David clama, “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado.” Una súplica a Dios por misericordia es pedirle que detenga el juicio que merecemos, y en vez de ello nos conceda el perdón que de ninguna manera nos hemos ganado. No merecemos nada de Dios. Dios no nos debe nada. Todo el bien que experimentamos, es el resultado de la gracia de Dios (Efesios 2:5). La gracia es simplemente un favor inmerecido. Dios nos da cosas buenas que no merecemos y que nunca podríamos ganar. Rescatados del juicio por la misericordia de Dios, la gracia es cualquier cosa y todo lo que recibimos más allá de esa misericordia (Romanos 3:24). La gracia común se refiere a la gracia soberana que Dios otorga a toda la humanidad, independientemente de su condición espiritual ante Él, mientras que la gracia salvadora es esa dispensación especial de gracia, por la que Dios extiende soberanamente la inmerecida asistencia divina sobre Sus elegidos para su regeneración y santificación. La misericordia y la gracia son mejor ilustradas en la salvación que está disponible a través de Jesucristo. Merecemos el juicio, pero si recibimos a Jesucristo como Salvador, recibimos misericordia de Dios, y somos librados del juicio. En lugar del juicio, recibimos por gracia la salvación, el perdón de los pecados, una vida abundante (Juan 10:10) y una eternidad en el cielo, el lugar más maravilloso imaginable (Apocalipsis 21-22). Por la misericordia y la gracia de Dios, nuestra respuesta debe ser caer de rodillas en adoración y agradecimiento. Hebreos 4:16 declara, “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Propóngase decirle estas cosas, en voz alta al Señor cada mañana este año. Tómese el tiempo necesario para orar y recordar las misericordias de Dios, y al final del año estará más fortalecido en la fe y más seguro del amor de Dios. No se conforme con saber acerca de las misericordias de Dios, recuérdelas cada día para que vivifiquen su vida.

domingo, 18 de junio de 2017

UN REY QUE HIZO LO RECTO ANTE LOS OJOS DE DIOS

(1 reyes 15 9-24) "En el año veinte de Jeroboam, rey de Israel, Asa comenzó a reinar sobre Judá. Reinó cuarenta y un años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca, hija de Abisalom. Asa hizo lo recto ante los ojos del Señor, como David, su padre" Aquí podemos ver que Asa comenzó su reinado coincidiendo con los últimos dos años del reinado de Jeroboam. Asa reinó por cuarenta y un años. Tuvo uno de los reinados más largos. El hecho es que solamente dos reyes reinaron por un tiempo más largo que Asa, y fueron los reyes Azarías, o Uzías, y Manasés. El versículo 11 nos recuerda una vez más, que David era la norma de la excelencia para evaluar a un rey. Asa estuvo a la altura de David. Ahora, ¿qué hizo Asa para merecer esta comparación? Veamos lo que dice el versículo 12: "porque expulsó del país a los sodomitas y quitó todos los ídolos que sus padres habían hecho." Vemos que expulsó del país a los que practicaban la prostitución como un culto y destruyó los ídolos que sus antepasados habían hecho. Leamos ahora el versículo 16 de este capítulo 15 del Primer Libro de Reyes, que nos habla de La guerra contra Baasa "Hubo guerra continuamente entre Asa y Baasa, rey de Israel." Asa, rey de Judá hizo la guerra contra Baasa, rey de Israel. Parece que ésta era una guerra civil constante. Ahora, se nos dice que Asa hizo otras cosas también. Tuvo que aplacar a un reino que estaba surgiendo en el norte y que estaba llegando a ser más poderoso y dominante. Ese reino era el de Siria. Leamos los versículos 18 y 19: "Asa tomó toda la plata y el oro que había quedado en los tesoros de la casa del Señor y en los tesoros de la casa real, se los entregó a sus siervos y los envió a Ben-adad hijo de Tabrimón hijo de Hezión, rey de Siria, el cual residía en Damasco, diciendo: Haya alianza entre nosotros, como entre mi padre y el tuyo. Aquí te envío un presente de plata y de oro. Ve y rompe tu pacto con Baasa, rey de Israel, para que se aparte de mí." Asa envió a Ben Adad regalos de oro y plata para apaciguarle, para evitar que Ben Adad invadiera su reino, Asa hizo una alianza con él. Y esto probablemente fue lo único que hizo Asa, que podríamos calificar como un error. Continuemos leyendo el versículo 22: "Entonces el rey Asa convocó a todo Judá, sin exceptuar a nadie. Se llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y el rey Asa construyó con ello Geba de Benjamín y Mizpa." Claro que Asa hizo todo esto para su propia protección y la de su reino. Leamos los versículos 23 y 24 de este capítulo 15 del Primer Libro de Reyes, con la mención al hecho de que Asa fue sucedido por Josafat "Los demás hechos de Asa, todo su poderío, todo lo que hizo y las ciudades que edificó, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?" En los días de su vejez Asa enfermó de los pies. 24 Durmió Asa con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David, su padre. Reinó en su lugar Josafat, su hijo. Nuestra reflexión final tiene que ver con la tendencia natural de la mayoría de aquellos pueblos y reyes hacia la idolatría, es decir, con la atracción prácticamente irresistible de adorar a ídolos que representaban a dioses falsos, y con la tendencia, también natural, de abandonar al único Dios verdadero. Esa tendencia ha permanecido invariable a través de la historia y una de sus características actuales es la inclinación del ser humano a dedicar su tiempo y sus energías a sus ídolos actuales, que representan a aquellos valores materiales que le mantienen alejado de Dios y de Su Palabra, y perseverando en su pecado y depravación moral. Mientras decimos esto, nuestra sociedad asiste horrorizada e incrédula al descubrimiento de una red de pederastas que han abusado sexualmente de un gran número de niños, produciendo en nuestro país películas de pornografía infantil para satisfacer a un mercado de creciente demanda. Y en medio del creciente progreso científico e intelectual encaminado al bienestar de la humanidad, vemos el predominio de estas fuerzas destructivas y de los mismos impulsos humanos depravados de siempre. Por ellos creemos que cada persona necesita que Dios regenere al hombre y a la mujer, es decir que por Su Espíritu dé una nueva vida a un ser que se degeneró por causa de su rebelión contra Dios, su Creador. El amor de Dios, Su gracia y Su poder, manifestados en la muerte y resurrección de Jesucristo a favor suyo y mío y de todos, es la única fuerza capaz de dar esa nueva vida, y de producir ese nuevo nacimiento espiritual.

martes, 13 de junio de 2017

ESCUCHA ESTO, JOB; DETENTE, Y CONSIDERA LAS MARAVILLAS DE DIOS

Job 37:1-16 ¿Has conocido tú las diferencias de las nubes…? (v. 16). Un día, hace muchos años, mis hijos y yo estábamos acostados en el patio, mirando cómo pasaban las nubes. «Papá —me preguntó uno—, ¿por qué flotan las nubes?». «Bueno, hijo —empecé, con la intención de brindarle mi vasto conocimiento, pero después, me quedé en silencio—. La verdad que no lo sé— admití—, pero lo averiguaré». Descubrí que la respuesta es que la humedad condensada, que desciende por gravedad, se encuentra con temperaturas más cálidas que se elevan desde la tierra. Esa humedad se vaporiza y asciende al aire. Sin embargo, esta clase de explicaciones no son respuestas finales. Las nubes flotan porque Dios, en su sabiduría, ordenó las leyes naturales de tal manera que revelen «las maravillas del Perfecto en sabiduría» (Job 37:16). Entonces, se puede pensar en que las nubes son un símbolo: una señal externa y visible de la bondad y la gracia de Dios en la creación. Así que, algún día, mientras observes las distintas formas de las nubes, recuerda lo siguiente: Aquel que creó todo hermoso hace que las nubes floten por el aire. Lo hace para que podamos maravillarnos y adorar. Los cielos —incluso los cúmulos, los estratos y los cirros— declaran la gloria de Dios. Maravilloso Creador, nos asombra mirar tu mundo. ¡Mereces toda la alabanza que nuestro corazón pueda darte, y mucho más! Toda la creación señala al Creador.

martes, 6 de junio de 2017

PERDER PARA GANAR

Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. (Mateo 16:25) ¿La buena vida, o la mala vida? ¿La vida de Dios, o la vida del mundo? Usted no puede tener ambas. Es una u otra. Tiene que escoger. Usted puede tratar de retrasar esa decisión. Puede tratar de aferrarse a la mala vida mientras trata de alcanzar la buena vida, para poder ver si es algo que usted realmente quiere antes de que abandone todo lo que el mundo tiene que ofrecer. Pero, créame, usted no es tan alto. Nunca podrá probar la buena vida por sí mismo hasta que no esté dispuesto a soltar la suya, hasta que no esté dispuesto a confiar en la Palabra de Dios y confiar en que Él tendrá cuidado de usted. ¿Qué le sucederá cuando haga eso? Comenzará a vivir la vida que Dios describe en el Salmo 1. Usted “será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”. Eso significa que sus raíces se profundizarán tanto que ninguna sequía podrá secarle ni ninguna tormenta podrá derribarle. No importa lo que suceda en el mundo a su alrededor, usted prosperará. Cuanto más fuerte sople el viento, más flexible será usted en la brisa. La depresión y la inflación no podrán quebrantarle. Cuando las lluvias dejen de caer y todos los demás se sequen, usted seguirá prosperando y dando el fruto del Espíritu, porque estará extrayendo el alimento del río. Así es la buena vida, y no hay nada que el mundo tenga que ofrecer que se le pueda comparar. Yo lo sé por experiencia. Una vez que se atreva a soltar la suya y a confiar en Dios, usted también lo sabrá.

domingo, 28 de mayo de 2017

CUANDO LLAMA EL SEÑOR HAY QUE ABRIR RÁPIDO PORQUE SINO SE VA

“Abrí la puerta a mi amado, pero él ya no estaba allí. Lo busqué y no lo encontré, lo llamé y no me respondió”. (Cantares 5:6) Cantares 5:1-8 Dios Habla Hoy Él 5 Ya he entrado en mi jardín, hermanita, novia mía. Ya he tomado mi mirra y mis perfumes, ya he probado la miel de mi panal, ya he bebido mi vino y mi leche. Coro Queridos amigos, coman y beban, ¡beban todo lo que quieran! Cuarto canto Ella 2 Yo dormía, pero no mi corazón. Y oí que mi amado llamaba a la puerta: « ¡Ábreme, amor mío; hermanita, palomita virginal! ¡Mi cabeza está empapada de rocío! ¡El rocío nocturno me corre por el cabello!» 3 «Ya me he quitado la ropa; ¡tendría que volver a vestirme! Ya me he lavado los pies; ¡se me volverían a llenar de polvo!» 4 Mi amado metió la mano por el agujero de la puerta. ¡Eso me conmovió profundamente! 5-6 Entonces me levanté para abrirle a mi amado. De mis manos y mis dedos cayeron gotitas de mirra sobre el pasador de la puerta. ¡Al oírlo hablar sentí que me moría! Abrí la puerta a mi amado, pero él ya no estaba allí. Lo busqué y no lo encontré, lo llamé y no me respondió. 7 Me encontraron los guardias que hacen la ronda de la ciudad; me golpearon, me hirieron; ¡los que cuidan la entrada de la ciudad me arrancaron el velo con violencia! 8 Mujeres de Jerusalén, si encuentran a mi amado, prométanme decirle que me estoy muriendo de amor. Pero cuando Él llegó para despertarla, para que lo acompañara en su trabajo como pastor, buscando a las ovejas que estaban perdidas, ella no quiso levantarse de su lecho. Cuando ella finalmente llegó hasta la puerta, El ya se había ido. Entonces ella abrió la puerta y le llamó, saliendo fuera a buscarlo. Leamos entonces el versículo 6 de este quinto capítulo, "Abrí a mi amado, pero mi amado se había ido, ya había pasado, y tras su voz se me salió el alma. Lo busqué, mas no lo hallé; lo llamé, y no me respondió." Como vemos aquí se había roto la comunicación entre ellos. Personalmente creemos que hay muchísimos cristianos que han hecho una de dos cosas; han entristecido al Espíritu Santo por causa de pecado en sus vidas, o han apagado al fuego del Espíritu al no ser obedientes a El. Esto rompe la comunión y el compañerismo con Cristo y hace que perdamos nuestra alegría. Ahora, eso no quiere decir que nosotros perdemos la salvación, pero seguramente perderemos la alegría de nuestra salvación. Tampoco quiere decir que hemos perdido al Espíritu Santo. El aun habita en el creyente. Podemos causarle tristeza, pero no podemos alejarle de nuestra vida. Sin embargo, sin duda alguna, podemos perder la relación de comunión con El, y muchos cristianos están en esa condición. Así es que, aquí en la historia que estamos leyendo, la esposa había perdido la comunión que tenía con el esposo. Si no estamos haciendo nada hoy para el Señor, no hemos perdido la salvación, pero estamos perdiendo una dulce comunión con Él. "Me encontraron los guardias que rondan la ciudad; me golpearon, me hirieron, me arrebataron el manto los guardias de las murallas." ¿Se da usted cuenta de cuan impotentes somos cuando intentamos andar por nuestra cuenta? Podemos salir con mucho entusiasmo, pero este entusiasmo nunca reemplazará la comunión con Cristo. Algunos cristianos, impulsados por esa actitud impulsiva han salido a presentar el testimonio de su fe, pero con poco tacto y actitudes ofensivas. Con esa forma de hacer las cosas se han enfrentado con el rechazo de la gente. Ese rechazo se debe a la forma de presentar el mensaje y no a la oposición de los demás. Recordemos la forma en que el Señor Jesús presentó su testimonio a la mujer que se encontraba junto al pozo. Aquella samaritana era una de las personas más hostiles a las que el Señor se acercó. Ella estaba con una actitud desafiante. Pero ¿recuerda usted cómo El planteó la conversación con ella? No comenzó a hablar de una forma agresiva, tratando de imponerle el tema de la conversación. Simplemente le pidió que le dejase beber un poco de agua. Adoptó una actitud humilde, pidiéndole que le hiciera un favor. Entonces, con mucha cortesía le dijo: "Ah, yo podría haberte dado el agua de vida, si tu me la hubieras pedido". Finalmente, ella se la pidió, pero el Señor no se la ofreció hasta que ella se la pidió. En vez de intentar forzar conversación con alguien, lo primero que debe hacer es despertar el interés de las personas. Ellas deberían ver algo en nuestras vidas que les impulsara a querer saber acerca del Señor Jesús. Sin embargo, es cierto que existe una oposición a la Palabra de Dios, que a veces proviene de donde nunca la hubiéramos esperado. Y aquí nosotros nos damos cuenta que proviene de lugares de los cuales no se espera. En este pasaje de nuestra historia, la esposa relató lo siguiente: Me encontraron los guardias que rondan la ciudad; me golpearon. Aquella joven estaba pasando momentos difíciles. Estaba siendo herida por quienes debían haber estado protegiéndola. Aquí la amada había respondido muy tarde al llamado del esposo. En su primer sueño, los guardias le habían ayudado a encontrar a su amado (3:3) pero en esta ocasión la confundieron con un criminal. Estas dificultades que tuvo aquí pueden enfatizar su culpabilidad por haberse separado de su amado. Así que el sueño simboliza el dolor de la separación, causada por su egoísmo, y dramatizó la necesidad de la compañía de su esposo para su bienestar y protección.

martes, 23 de mayo de 2017

HONRARÉ A LOS QUE ME HONRAN

Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco. (1 Samuel 2:30) 1 Samuel 2:12-36 Los hijos malvados de Leví "Los hijos de Elí eran hombres impíos, que no tenían conocimiento del Señor." Los hijos de Elí no eran salvos, y sin embargo estaban sirviendo en el mismo tabernáculo. Ahora, según indica este pasaje, el pequeño Samuel estaba en un lugar peligroso, pero podremos estar seguros que su madre continuaba orando por él. Observemos lo que ocurrió en el tabernáculo. Leamos los versículos 13 hasta el 16 de este capítulo 2 del primer libro de Samuel: "Y era costumbre de los sacerdotes con el pueblo, que cuando alguien ofrecía sacrificio, mientras se cocía la carne, venía el criado del sacerdote trayendo en su mano un garfio de tres dientes y lo metía en el perol, en la olla, en el caldero o en la marmita; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían con todo israelita que venía a Silo. Asimismo, antes de quemar la grasa, venía el criado del sacerdote y decía al que sacrificaba: Dame carne para asársela al sacerdote; porque no aceptará de ti carne cocida sino cruda. Y si el hombre le respondía: Hay que quemar la grasa primero, y después toma tanto como quieras, él decía: No, dámela ahora mismo; de otra manera la tomaré por la fuerza." Los israelitas traían sus sacrificios al tabernáculo, y los hijos de Elí en lugar de ofrecerlos a Dios como debían hacerlo, se los guardaban para sí. Se guardaban la mejor parte del animal del sacrificio para ellos mismos, y no la ofrecían al Señor. Eran completamente fraudulentos en el servicio del Señor. "Así pues, el pecado de estos ayudantes era muy grande ante el Señor, porque menospreciaban las ofrendas del Señor." El resultado de su deshonestidad fue que muchos se alejaron de Dios. Los israelitas vieron lo que hacían los hijos de Elí en el tabernáculo, y en lugar de acercarse más al Señor, se iban alejando cada vez más. Debiéramos tener en cuenta que, en la actualidad, muchas personas se han apartado de los círculos cristianos por los malos ejemplos que han observado y otros, no se sienten atraídos hacia el cristianismo por los mismos motivos. Todo ello tendría que llevarnos a la reflexión, a rectificar, a desechar toda hipocresía y a vivir tan cerca de Dios, para que los que nos rodean puedan percibir Su presencia en nuestra conducta, es decir, en nuestra forma de actuar y de expresarnos. Leamos los versículos 18 y 19 de este capítulo 2 del primer libro de Samuel, que nos presentan a El niño Samuel en el tabernáculo "Y el joven Samuel servía en la presencia del Señor, vestido de un efod de lino. Su madre le hacía una pequeña túnica y se la traía cada año, cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado." Aunque Samuel se criaba bajo la influencia de los hijos deshonestos de Elí, su madre no le había olvidado. Ana amaba a su niño. Había prometido dedicárselo al Señor y cumplió su palabra. Y vemos aquí que cada año le hacía una túnica y se la traía, como expresión de su cariño. "Entonces Elí bendecía a Elcana y a su mujer diciendo: El Señor te dé hijos de esta mujer en lugar del que pidió al Señor. Luego regresaban a su casa. Visitó el Señor a Ana y ella concibió; y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante del Señor." Dios fue bondadoso con Ana. Ella tuvo cinco hijos más, pero nunca se olvidó de Samuel durante todos esos años. Cada año le hacía esa túnica pequeña, y a pesar del mal ambiente del tabernáculo, Samuel crecía delante del Señor. El juicio de los hijos de Elí "Elí era muy viejo, pero (cuando) supo lo que sus hijos hacían con todo Israel y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del Tabernáculo de reunión" Elí era un padre indulgente, de una piedad sin carácter, que había tolerado los pecados de sus hijos. Fíjese usted en esta inmoralidad que se lee aquí: "dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión". Se habla mucho hoy en día en cuanto a nuevas formas de expresar la moralidad. En realidad, no hay nada nuevo. Ni siquiera era nuevo en los días de los hijos de Elí. Estas prácticas se remontan al tiempo anterior al diluvio. "Entonces les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Oigo hablar a todo este pueblo vuestro mal proceder." Las acciones de los hijos de Elí eran un gran escándalo público en Israel, pero todo lo que hizo Elí era dirigirles un reproche leve. "No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo oigo, pues hacéis pecar al pueblo del Señor." El pueblo hacía lo que hacían los sacerdotes. Los hijos de Elí incitaban al pueblo a pecar. Y en lugar de tomar medidas positivas para remediar la situación, Elí les reprendió con delicadeza. Era un padre bastante indulgente. "Si peca el hombre contra el hombre, los jueces lo juzgarán; pero si alguno peca contra el Señor, ¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque el Señor había resuelto hacerlos morir. Mientras tanto, el joven Samuel iba creciendo y haciéndose grato delante de Dios y delante de los hombres." Aun en este ambiente malsano, Samuel, crecía y su conducta agradaba tanto al Señor como a los hombres. Había sido dedicado a Dios y estaba respaldado por la preocupación y las oraciones de su madre. Por lo tanto, Dios iba a utilizarle. Esto según Proverbios, capítulo 3, versículo 3 era el resultado directo del acatamiento a la ley de Dios. También notamos que la Biblia solo menciona a Samuel y a Jesucristo, como creciendo en gracia para con Dios y los hombres. Los próximos versículos nos dicen que Dios envió un profeta al viejo Elí, el cual le informó que Dios había terminado con él como sumo sacerdote. "Vino un varón de Dios ante Elí, y le dijo: Así ha dicho el Señor: "¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre cuando estaban en Egipto en la casa del faraón? Lo escogí para que fuera mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciera sobre mi altar, quemara incienso y llevara efod delante de mí. Yo concedí a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel. ¿Por qué habéis pisoteado los sacrificios y las ofrendas que yo mandé ofrecer en el Tabernáculo? ¿Por qué has honrado a tus hijos más que a mí, haciéndolos engordar con lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?" Este profeta anónimo le dijo a Elí que el oficio de sumo sacerdote terminaría para él y sus descendientes. Ya Dios no obraría por medio del sacerdote. En lugar de él, Dios ahora levantaría sacerdotes-profetas. El primero iba a ser Samuel, y él ejercería ese ministerio al Señor, y su oficio sería el de profeta. "Por eso el Señor, el Dios de Israel, dice: Yo había prometido que tu casa y la casa de tu padre andarían siempre delante de mí; pero ahora ha dicho el Señor: Nunca haga yo tal cosa, porque yo honro a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco." Este versículo nos recuerda que debemos tener mucho cuidado de honrar a Dios en nuestras vidas. En el Salmo 107, versículos 1 y 2 leemos: "Alabad al Señor, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia. Díganlo los redimidos del Señor, los que ha redimido del poder del enemigo". Realmente, hoy hace falta que los redimidos del Señor puedan expresar esta verdad con convicción.

viernes, 19 de mayo de 2017

AUNQUE A VECES NOS CUESTE CREER…, DIOS NOS AMA

Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, (Malaquías 1:1-14) Malaquías es quien cierra el telón en el Antiguo Testamento y tiene, valga la expresión, "la última palabra". Él es el último de una larga sucesión de profetas que predijeron la venida del Mesías. Aunque tengamos que retroceder hasta mil años antes de la llegada de Jesús, podemos ver que, a través de los siglos, Dios comunicó de manera insistente la futura venida del Mesías; y la última de estas voces que sirvió como canal de comunicación de Dios hacia los hombres fue, precisamente, la de voz del profeta Malaquías. Las profecías de Malaquías, el mensaje de este profeta, es un llamado a los apóstatas. El diálogo divino, en la profecía de Malaquías está diseñado como un llamado a "romper la barrera de la incredulidad, el desengaño y el desaliento del pueblo de Israel". Dios muestra su constante amor, a pesar del letargo y adormecimiento espiritual de Israel. Y el oráculo o profecía que Malaquías tenía que comunicar de parte de Dios, era para que el pueblo, y los sacerdotes, se detengan y comprendan que la falta de bendiciones no ha sido provocada por la despreocupación de Dios, sino por su falta de obediencia a la Ley del Pacto. En definitiva, este último libro del Antiguo Testamento concluirá, como veremos, con una dramática profecía de la venida del Mesías y de Juan el Bautista: "Yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí" (3,1). Después de Malaquías vinieron 400 largos años de silencio profético, durante los cuales Dios no volvió a hacer revelación alguna a los hombres. Pero pasados esos años, se cumplió el tiempo, y el cielo rompió en cantos de alabanza ante la venida del Mesías. Aunque no sabemos mucho sobre Malaquías, a través de su libro podremos conocer a una persona muy interesante y con un fino sentido del humor. ¿Cuál fue el contexto histórico de Malaquías? Malaquías fue dirigido a la nación de Israel unos cien años después del retorno del pueblo de su cautiverio y esclavitud en Babilonia. Al principio, la gente se había entusiasmado con la idea de reedificar Jerusalén y el Templo, así como restaurar el antiguo sistema del culto. Pero su celo e interés inicial pronto decayeron y comenzaron a cuestionarse, una vez más, la providencia de Dios, mientras su fe degeneraba rápidamente en cinismo. Al igual que todos los profetas, Malaquías fue un mensajero de Dios. Su nombre significa, precisamente, "Mi mensajero". La versión de la Biblia septuaginta, que es la traducción más antigua y popular del Antiguo Testamento al griego, traduce su nombre "un ángel". Y, como hemos visto en numerosas ocasiones al estudiar la Biblia, los ángeles son mensajeros de Dios. Y aunque no sabemos mucho acerca de la persona de Malaquías, esto no debe detenernos en nuestro estudio de sus profecías. Nos debe interesar, de hecho, mucho más el mensaje, que el mensajero. Nuestra preocupación está enfocada en su mensaje, que viene de parte de Dios, y no en su historia biográfica. Al igual sucedería si recibimos un certificado de Correos en nuestro domicilio: lo abriríamos sin dilación alguna y no nos entretendríamos con preguntas y cavilaciones acerca de la vida del cartero, sus antepasados, su pueblo natal o su contexto familiar. Así que, Malaquías podría ser un nombre propio, el del profeta, o simplemente significar "mensajero". En realidad, el Espíritu de Dios usó ese mismo método en el evangelio según Marcos. Ya nos hemos ha dado cuenta que los cuatro Evangelios representan a Cristo desde diferentes perspectivas. Mateo lo presenta como "el Rey". Y si Él era el Rey, entonces tenía que, forzosamente, pertenecer al linaje del antiguo rey David. Y es así como comienza el evangelio de Mateo: El libro de las generaciones de Jesucristo, hijo de David. Y lo hace así, porque esa declaración era lo importante, que Él fuera identificado como descendiente de David. En cambio, cuando leemos el evangelio de Marcos, éste le presenta como "el Siervo de Dios", por lo cual el evangelista no se preocupó en cuanto a Su genealogía. Porque la característica más importante en un siervo es, si éste puede hacer su trabajo. Y Marcos tenía la certeza que el Señor Jesucristo hizo bien su trabajo, y que fue el "perfecto Siervo". Así es que, aquí, en Malaquías, su nombre se utiliza del mismo modo. En cuanto a la fecha, el peso de la tradición supone que fue escrito unos mil años después de Moisés, el primer profeta y escritor bíblico, es decir, en torno al año 450 a.C. Malaquías fue profeta en la época de Nehemías, como Hageo y Zacarías fueron los profetas en la época de Esdras, Zorobabel y Josué. Así es que Malaquías profetizó durante el tiempo del liderazgo de Nehemías o casi inmediatamente después. Ahora bien, ya hemos mencionado que Malaquías fue un mensajero, y que lo importante del mensajero, no es su persona, sino su mensaje. Y deseamos añadir algo antes de entrar de lleno a la Palabra. El mismo profeta utiliza esta expresión de mensajero en 3 ocasiones a lo largo de este libro, haciendo 3 referencias muy significativas a otros mensajes. Por ejemplo, en el segundo capítulo, versículo 7, Malaquías se refiere a Leví, a la tribu de Leví, como los mensajeros del Señor: "Porque los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley; porque mensajero es de Jehová de los ejércitos". Estas palabras nos sugieren que cada mensajero, cada testigo, o cada maestro de la Palabra es, o actúa, como un ángel del Señor, y que él es un mensajero del Señor. De la misma manera sucede en el libro de Apocalipsis, donde hay un mensaje para cada una de las siete iglesias, comenzando cada uno de ellos: Al ángel de la iglesia en Éfeso. Y creemos que el ángel o mensajero de cada iglesia no era meramente una figura divina, sino un mensajero humano: el pastor de la iglesia. La segunda ocasión en la que el profeta utilizó la expresión de mensajero fue cuando anunció la venida de Juan el Bautista como "mi mensajero". En el capítulo 3, versículo 1, leemos: "He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto". Hay un tercer mensajero, y es una referencia a Cristo, como el Mensajero del pacto. Antes mencionamos que Malaquías hizo gala de un maravilloso sentido del humor. Su método de enseñanza o de transmisión era un método de preguntas y respuestas. Lo primero que él hacía, era citar una declaración, una pregunta que Dios realizaba a Israel. Y posteriormente, él emitía la respuesta de manera breve y sarcástica. Más de un oyente de su época habrá tildado a Malaquías de arrogante, presuntuoso e incluso, insultante. Ya tendremos oportunidad de verlo cuando analicemos el texto que tenemos ante nosotros. Porque Malaquías tenía unas buenas respuestas de parte del Señor. Y ya que eran las respuestas del Señor, podemos afirmar, fuera de toda duda, que El Señor posee un afinado sentido del humor. "Profecía de la palabra del Señor contra Israel, por medio de Malaquías." Malaquías comunicó el mensaje de Dios en el que se denunciaba el pecado que imperaba en el pueblo de Israel. Y como podemos observar, la primera palabra de todo el libro es, precisamente, "profecía", que algunas versiones bíblicas traducen por "carga", aludiendo así a una sentencia agobiante que el profeta tuvo que pronunciar. ¿Por qué utiliza Malaquías una expresión tan severa como la que acabamos de leer?: "Profecía de la palabra del Señor contra Israel...”. Porque el profeta va a lidiar con los mismos problemas y dificultades con que trató el líder hebreo Nehemías, como por ejemplo, los numerosos pecados de los sacerdotes, el casamiento de judíos con esposas extranjeras y paganas, acompañado en ocasiones, con el divorcio de sus propias mujeres israelitas. Pero Dios habla de manera muy clara y directa sobre estos pecados. Otro de los pecados comunes era, que la gente estaba demostrando negligencia en cuanto al mandamiento del "diezmo en sus ofrendas". Y aquí tendremos nuevamente una reprensión dura y severa de parte de Dios. Tras estas áridas palabras, el versículo 2 comienza, sin embargo, de una forma realmente dulce y maravillosa: Yo os he amado, dice el Señor. Y dijisteis, ¿En qué nos amaste? ¿Qué tal? ¿Podemos imaginarnos que esta gente tuviera la audacia de hablarle a Dios de esa manera? ¿En qué nos amaste? Quizá haya personas que hablen de la misma manera, dentro o fuera de la iglesia y digan: "Mirad lo que nos está sucediendo hoy. ¿Cómo podéis decir que Dios nos ama?" Resulta interesante notar que, en ocasiones, al leer la Biblia, pudiera parecernos que el amor de Dios "brilla por su ausencia". Por ejemplo, si retrocedemos al libro de Deuteronomio, al período en que el pueblo hebreo estaba deambulado por el desierto durante 40 años, sería muy difícil hacerle creer a alguna persona, que Dios amaba a Su pueblo con locura. Pero en el capítulo 10 de Deuteronomio, versículo 15, podemos leer lo que Dios les dijo: Solamente de tus padres se agradó el Señor para amarlos. Y esta es una declaración asombrosa, porque anteriormente Dios no había realizado una afirmación como esta. Dios nunca le dijo a Abraham que le amaba, aunque realmente le amaba. Lo que quiero señalar, es que Dios no tenía por qué afirmar a la humanidad Su amor por nosotros. Pero aquí Él dijo: Solamente de tus padres se agradó el Señor para amarlos, y escogió su descendencia después de ellos, a vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día. "Yo os he amado, dice el Señor; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice el Señor. Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto." Esta es una declaración extraordinaria de Dios hacia la nación de Israel. El pueblo estaba haciéndose preguntas sobre la autenticidad del amor de Dios hacia ellos. Por eso, Dios les recordó aquí el origen de Su nación. El gran privilegio de Israel como pueblo amado de Dios se presenta aquí de manera enfática, al comparar la nación escogida, con la de Edom. En respuesta a la afirmación del amor del Señor por ellos, el pueblo se había limitado a fijarse en su condición de debilidad, y en todo lo que había perdido desde el cautiverio. Porque no sólo habían expresado incredulidad y dudas acerca del amor de Dios, sino que llegaron a rechazarlo con violencia. A pesar de eso, Dios reafirmó Su amor por ellos y les recordó que conforme a Su pacto había preferido a Jacob por encima de Esaú, padre de los Edomitas, habitantes de Edom. Así, en este libro final del Antiguo Testamento, el amor divino, inmerecido y persistente hacia Israel es reiterado una y otra vez por el Señor, e ilustrado por su elección de Jacob, padre de todos los judíos. Por elección divina, Dios escogió a Jacob y sus descendientes para que se convirtieran en herederos de su promesa. Y Dios dice en la epístola a los Romanos, capítulo 9, versículo 13: Como está escrito, a Jacob amé, y a Esaú aborrecí. Y quiere decir que aunque esta nación había fracasado y ninguno de ellos merecía el amor de Dios, aún así Dios continuaba amando a Jacob y a sus descendientes. ¿Por qué aborreció el Señor a Esaú? Aunque el libro del Génesis no menciona odio alguno hacia Esaú, la profecía de Abdías más de mil años después indicó que el Señor aborreció la idolatría de los descendientes de Esaú. De la misma forma, el amor del Señor hacia Jacob se refiere a sus descendientes, quienes fueron Su pueblo por elección divina, a través del cual vendría el Redentor del mundo. ¿Sabemos que el amor y la misericordia de Dios no excluye Su aborrecimiento hacia lo malo, lo impuro? De hecho, muchos grandes pensadores y poetas se han hecho eco de esta idea: uno no puede amar, sin aborrecer. Amor y aborrecimiento u odio, van siempre de la mano. Quien ama a alguien, odia su ausencia o su lejanía. Quien odia a alguien, ama lo contrario que esa persona representa. Amor y odio son eternos compañeros. Y si Dios ama lo bueno, entonces, naturalmente, Él aborrece lo malo. No puede ser de otra manera. Por ello, nos sorprende cuando escuchamos que el amor de Dios excluye Su castigo para con los hombres, pues eso implicaría un Dios malo, sin escrúpulos. Nada más lejano de la realidad. Según la Palabra de Dios, Él ama apasionadamente al hombre, pues es creación Suya, pero aborrece, y odia intensamente el pecado. Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza y lo hizo con sentimientos, porque Él tiene sentimientos: la Biblia nos habla que Él ama, se enfada, en ocasiones se pone celoso, tiene paciencia, tiene ira, etc., y dice la Palabra que Él siempre nos ama, tanto que envió a Su Hijo para morir, en lugar nuestro, para que nosotros no tuviéramos que hacerlo. ¿Daríamos la vida de nuestro hijo, por la de otra persona? Dios sí lo hizo. Porque le ama más intensamente de lo que nosotros podamos imaginarnos. Dios nos ama de manera apasionada e incondicional. Pero, aborrece el pecado, las malas obras, los malos pensamientos, la frialdad espiritual, el adormecimiento moral, la falta de prioridades a la hora de escoger entre lo bueno y lo mejor, siendo lo bueno las cosas sanas de la vida, y lo mejor, Él mismo. Para hablar claramente y sin tapujos, aunque con todo respeto y cariño. La Biblia, no nos fue dada por Dios para aumentar nuestro conocimiento. Nos fue dada para cambiar nuestra vida. Jesús no murió para que nos convirtiéramos en eruditos de la Palabra, ni en teólogos, ni siquiera en aficionados a su lectura. Jesús murió para que usted pudiera vivir eternamente, y que Su muerte en la tierra no fuera el final, sino el principio de la vida verdadera; plena, intensa, sin dolor, ni enfermedades, ni problemas, una vida tal y como Él la diseñó antes de que el pecado entrara en el mundo. Malaquías, nos enseñará que el amor de Dios es persistente y perseverante para conquistar nuestras vidas. Pero que, al igual que sucedió con el pueblo de Israel, nuestra desobediencia hará que el Espíritu Santo retenga las bendiciones que Él nos ha prometido. Y de la misma manera que la historia de Israel se puede dividir de acuerdo a la obediencia y desobediencia hacia Dios, en nuestras vidas podremos experimentar las bendiciones de Dios, si obedecemos, y la destrucción, si desobedecemos. ¿Destrucción de qué? De nosotros mismos, de nuestra autoestima, de nuestras relaciones familiares y de pareja, de nuestros proyectos futuros, etc. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

domingo, 14 de mayo de 2017

MI PALABRA QUE SALE DE MI BOCA NO VOLVERÁ VACÍA

Mas el que fue sembrado en buena tierra […] da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno (v. 23). Mateo 13:1-9 Recibí un maravilloso e-mail de una mujer que escribió: «Tu mamá fue mi maestra de primer grado en 1958. Nos hizo aprender el Salmo 23 y recitarlo frente a la clase, y a mí me aterraba hacerlo. Sin embargo, fue el único contacto que tuve con la Biblia hasta 1997, cuando me entregué a Cristo. Entonces, los recuerdos de la Sra. McCasland volvieron como un torrente al releer el Salmo». Jesús le contó a una gran multitud una parábola sobre un agricultor que sembró semillas que cayeron en distintos tipos de suelos: un suelo duro, uno rocoso, uno espinoso y uno fértil (Mateo 13:1-9). Aunque algunas semillas nunca crecieron, «el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, […] y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno» (v. 23). En los 20 años que mi madre enseñó en escuelas públicas, junto con la lectura, la escritura y la aritmética, desparramó semillas de bondad y el mensaje del amor de Dios. El e-mail de su antigua alumna terminaba así: «Por supuesto, he tenido otras influencias posteriores en mi andar cristiano, pero mi corazón siempre vuelve al [Salmo 23] y a la dulzura de [tu mamá]». Una semilla del amor de Dios que se planta hoy puede producir una impresionante cosecha. Estamos hablando de la Palabra del Señor que sale de la boca de EL. Señor, hoy quiero que mi vida siembre buenas semillas en los que me rodean. Nosotros sembramos; Dios produce la cosecha.

martes, 9 de mayo de 2017

JESÚS DIJO: USTEDES SON MIS TESTIGOS

[Juan] vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él (v. 7). Juan 1:6-14 En un proceso judicial, los testigos son participantes activos que ayudan a determinar el resultado de un caso. Lo mismo es verdad sobre nuestro testimonio para Cristo. Debemos participar de forma activa en una cuestión importantísima: la verdad sobre la muerte y la resurrección de Jesús. Cuando Juan el Bautista vino a hablar de Jesús, la Luz del mundo, lo hizo al declarar lo que sabía de Él. Y Juan, el discípulo que registró estos sucesos, testificó: «Y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad» (Juan 1:14 LBLA). El apóstol Pablo ampliaría esta idea, cuando le dijo al joven Timoteo: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros» (2 Timoteo 2:2). Todos los cristianos han sido convocados ante el tribunal del mundo. La Biblia enseña que no somos meros espectadores, sino participantes activos. Testificamos sobre la verdad de la muerte y la resurrección de Jesús. Juan el Bautista fue la voz que clamaba en el desierto. Nuestras voces pueden escucharse en el trabajo, el vecindario, la iglesia y entre nuestros familiares y amigos. Podemos ser testigos activos y hablar sobre la realidad de Jesús en nuestra vida. ¿De qué maneras creativas podríamos testificar hoy? El evangelio es demasiado bueno como para no compartirlo.

jueves, 4 de mayo de 2017

HE AQUÍ QUE NO SE HA ACORTADO LA MANO DEL SEÑOR PARA SALVAR, NI SE HA AGRAVADO SU OÍDO PARA OÍR

Ha considerado la oración de los menesterosos, y no ha despreciado su plegaria… (v. 17 LBLA). Salmo 102:1-17 Hace tiempo, leí sobre una regla de cinco minutos que tenía una madre para sus hijos. Ellos tenían que estar listos para la escuela cinco minutos antes de que fuera hora de salir. Se reunían alrededor de su mamá, y ella oraba por cada uno por su nombre, pidiendo la bendición del Señor sobre su día. Después, les daba un beso y ellos partían. Los niños del vecindario participaban del círculo de oración si justo pasaban por allí. Muchos años después, una de las niñas dijo que esta experiencia le enseñó la importancia de la oración para su día. El escritor del Salmo 102 conocía la importancia de la oración. A este salmo, se lo titula: «Plegaria de uno que sufre, cuando desmaya y expone su queja ante el Señor» (LBLA). El salmista clamó: «Señor, escucha mi oración […]. Apresúrate a responderme el día que te invocare» (vv. 1-2). Dios mira «desde lo alto de su santuario; […] desde los cielos a la tierra» (v. 19). Se interesa por ti y quiere escucharte. Ya sea que sigas la regla de los cinco minutos y pidas una bendición para el día o necesites pasar más tiempo clamando a Él con profunda angustia, habla con el Señor cada día. Tu ejemplo puede dejar una huella profunda en tu familia o en alguien cercano. Enséñame a ser consciente de tu presencia, Señor, y a hablar contigo con libertad y a menudo. Orar es reconocer que necesitamos a Dios.

domingo, 30 de abril de 2017

ANTES DE DARTE LA VIDA, YA TE HABÍA YO ESCOGIDO; ANTES QUE NACIERAS, YA TE HABÍA YO APARTADO; TE HABÍA DESTINADO PARA LA PIEDAD

Sabed, pues, que el Señor ha escogido al piadoso para sí… (v. 3). Salmo 4:1-8 Es casi imposible que haya un día sin que alguien nos desprecie, nos ignore o nos denigre de alguna manera. Los enemigos de David respiraban amenazas: lo intimidaban y lo golpeaban con insultos. Su sentido de valía y bienestar se había desplomado (Salmo 4:1-2), y pedía alivio de su angustia. Entonces, David recordó: «Sabed, pues, que el Señor ha escogido al piadoso para sí» (v. 3). Distintas versiones intentan captar la plena esencia de la afirmación audaz de David, y traducen «piadoso» como «al que le es fiel». La palabra hebrea aquí es jasíd, que se refiere al pacto de amor de Dios, y podría traducirse: «aquellos a quienes Dios amará siempre y por siempre». Esto es lo que nosotros también debemos recordar: Dios nos ama para siempre, nos separó de una manera especial y nos ama como a su propio Hijo. Nos ha llamado a ser sus hijos por toda la eternidad. En lugar de desesperar, podemos recordar el amor que nos prodiga nuestro Padre. Somos sus hijos amados. Al final, no habrá desesperación, sino paz y gozo (v. 7-8). Él nunca nos abandona ni deja de amarnos. Padre celestial, las palabras de los demás pueden herirnos profundamente. Tus palabras nos sanan y nos consuelan, y nos aseguran que nos amas para siempre.

miércoles, 26 de abril de 2017

HAGAMOS LO QUE TENGAMOS QUE HACER PARA ADORAR A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO EL SE MERECE TODA LA GLORIA Y HONRA

… María tomó una libra de perfume […], y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos… (v. 3). Juan 12:1-8 Poco antes de que crucificaran a Jesús, una mujer llamada María derramó una botella de un caro perfume sobre los pies del Señor. Después, en un acto aun más osado, le secó los pies con su cabello (Juan 12:3). María no solo sacrificó lo que posiblemente eran los ahorros de toda su vida, sino también su reputación. En esa cultura, las mujeres respetables nunca se soltaban el cabello en público. Pero, al verdadero adorador, no le preocupa lo que piensen los demás (2 Samuel 6:21-22). Para adorar a Jesús, María estuvo dispuesta a que pensaran que ella era indecente; quizá incluso inmoral. Tal vez sintamos la presión de ser perfectos cuando vamos a la iglesia, para que los demás piensen bien de nosotros. Metafóricamente hablando, nos esforzamos por mantener cada cabello en su lugar. Sin embargo, en una iglesia saludable, podemos «soltarnos el cabello» y no esconder nuestras imperfecciones. Deberíamos poder revelar nuestra debilidad y encontrar fuerzas. Adorar no implica comportarse como si nada estuviera mal; es asegurarnos de que todo esté bien… con Dios y con los demás. Cuando nuestro mayor temor es soltarnos el cabello, quizá nuestro mayor pecado sea mantenerlo recogido. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos […], y guíame en el camino eterno. Salmo 139:23-24 Nuestra adoración es correcta cuando estamos a cuentas con Dios.

viernes, 21 de abril de 2017

EL QUE DA, HÁGALO CON SENCILLEZ

Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad… (2 Corintios 9:7). Lucas 3:7-14 Un pastor le propuso un desafío inquietante a su iglesia: « ¿Qué sucedería si le diéramos a alguien necesitado el abrigo que estamos usando?». Entonces, se sacó su propio abrigo y lo colocó al frente de la iglesia. Decenas de otras personas siguieron su ejemplo. Esto fue durante el invierno, así que el viaje a casa no fue muy cómodo ese día. Sin embargo, para muchas personas necesitadas, esto significó un cálido abrazo. Cuando Juan el Bautista estaba en el desierto de Judea, le hizo una seria advertencia a la multitud que había ido a escucharlo. « ¡Oh generación de víboras!», decía. «Haced […] frutos dignos de arrepentimiento» (Lucas 3:7-8). Sobresaltados, le preguntaron: « ¿Qué haremos?». Juan les contestó: «El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo» (v. 10-11). El verdadero arrepentimiento produce un corazón generoso. Como «Dios ama al dador alegre», las ofrendas nunca tendrían que basarse en la culpa o la presión (2 Corintios 9:7). Pero, cuando damos con libertad y generosidad, descubrimos que, sin duda, es mucho mejor dar que recibir. Señor, gracias por bendecirnos de tantas maneras. Perdónanos porque muchas veces damos por sentada tu bondad. Muéstranos qué tenemos que podamos usar para bendecir a otros hoy. … el que saciare, él también será saciado. Proverbios 11:25

domingo, 16 de abril de 2017

¡JESUCRISTO ES EL ÚNICO HOMBRE QUE VENCIÓ A LA MUERTE!

El PODEROSO mensaje de SEMANA SANTA cobra un particular significado en este 2017, ya que coincide con los 500 AÑOS DE LA REFORMA, hecho que no hizo otra cosa que devolver al mundo la razón de ser de la fe. Martín Lutero, al clavar las 95 tesis en la Iglesia del Castillo en Wittenberg, no inventó ni agregó nada a la Escritura. Lo que hizo fue destacar aquellos valores fundamentales que se habían perdido por la religiosidad, ya que ésta le quita al ser humano la frescura de vivir la Presencia de Dios en el día a día. Jesucristo ha resucitado y vive para tener una relación personal y cotidiana con cada uno. Recordemos por qué Lutero se puso tan firme en estos principios, que siguen siendo la razón troncal para el trato íntimo con EL RESUCITADO. Solo GRACIA “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” Efesios 2:8 No somos salvos por obras (religiosidad), ni por nuestro mejor esmero, sino por la FE, porque es un regalo de Dios para todo el que le sigue. Solo FE “Pero sin fe es imposible agradar a Dios…” Hebreos 11:6 La Biblia dice que “la fe es por el oír … la palabra de Dios” (Romanos 10:17) Sola Palabra de Dios “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” Josué 1:8 “La palabra … es poder de Dios” 1 Corintios 1:18 Es la PALABRA DE DIOS la autoridad que nos enseña cómo cultivar esa relación personal con Él, la que ilumina nuestro camino, la que nos aconseja, la que nos advierte y nos exhorta para ser triunfantes en la vida. El poder del resucitado vive en todo aquel que cree en Su muerte y resurrección por eso... Deseo de corazón que en esta PASCUA te acerques más al Señor y comiences una relación personal con el RESUCITADO. FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN

viernes, 14 de abril de 2017

DIOS ES AMOR

Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. (1 Juan 4:16) Estas palabras estaban llenas de amor y compasión que no hay palabras para poder expresarlas. Días después, en lo único que podía pensar era en 1 Juan 4:16: “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que dios tiene para con nosotros”. Hemos leído y oído acerca del amor de Dios, pero en realidad creo muchos de nosotros no hemos creído en él. Si así fuera, todo cambiaría en nosotros y en lo que nos rodea. Ese amor fue el que llevó a Jesús a dar su vida por nosotros y a sentir los dolores y las debilidades que nosotros sentimos. Ese es el amor que nos dice, aun cuando nos sentimos indignos de él: “Ven a mí y recibe lo que necesites. No te avergüences. Yo he estado ahí. Acércate con confianza al trono de la gracia para que alcances misericordia y encuentres gracia para el oportuno socorro”. Recuerde que Dios le ama tanto que le ha dado todo lo que tiene: la sanidad, la sabiduría, las riquezas y toda la fuerza que pueda necesitar. “Pero ¿y mi terrible pasado?”, dirá usted. Pues, para eso está la misericordia de Dios, la cuál ha borrado su pasado y ha cubierto todo pecado y error que ha cometido. Lo único que tiene que hacer ahora es creer y recibir su amor. Qué pena que la gente tenga que sufrir a manos de la enfermedad, de los males y de cada cosa maldita sólo porque no pueden creer en el amor que Dios tiene pr ellos. No deje que eso le suceda. Aprenda a creer en el amor. Crea en el amor que Dios le tiene, ya ha sido dado en la sangre de Jesús. Crea en el amor, ya ha sido dado en el Nombre de Jesús. Crea en el amor, ya ha sido dado en la Palabra de Dios. Medite en el versículo antes citado y repítaselo todo el día: “Creo en el amor que Jesús tiene para conmigo”. Una vez que penetre su corazón, usted jamás será el mismo.

viernes, 7 de abril de 2017

JESUCRISTO ES EL MISMO AYER, Y HOY, Y POR LOS SIGLOS

Pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán (v. 27). Salmo 102:25-28 Mi amiga, que había estado con muchas dificultades, escribió: «En los últimos semestres de la vida estudiantil, muchas cosas han cambiado… es aterrador. Nada permanece para siempre». Por cierto, mucho puede suceder en dos años: un cambio de carrera, nuevas amistades, enfermedades, muertes. Para bien o para mal, ¡una experiencia transformadora puede estar a punto de lanzarse en tu camino! Entonces, qué gran consuelo es saber que nuestro amoroso Padre celestial no cambia. El salmista declara: «Pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán» (Salmo 102:27). La repercusión de esta verdad es inmensa: Dios es amoroso, justo y sabio para siempre. Como afirma Arthur W. Pink: «Cualquiera que fueran los atributos de Dios antes de crear el universo con su Palabra, son exactamente los mismos ahora, y permanecerán inmutables para siempre». En el Nuevo Testamento, Santiago escribe: «Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación» (1:17). En nuestro mundo cambiante, podemos saber que nuestro Dios bueno siempre será coherente con su carácter. Quizá parezca que nada dura para siempre, pero Dios sigue siendo bueno con su pueblo. Señor, gracias porque eres el único que nunca cambia, y eres bueno con nosotros. Aquel que sustenta el universo no te dejará.

miércoles, 29 de marzo de 2017

EL CAMINO DEL SEÑOR ES UN CAMINO DE LUCHAS Y PRUEBAS Y QUE CON FRECUENCIA HAY QUE HACERLO SOLITARIO

Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida… (v. 12). Santiago 1:1-12 El invierno pasado, mientras visitaba un museo de historia natural, aprendí algunas cosas notables sobre los álamos. Un bosque entero de estos delgados árboles puede desarrollarse a partir de una sola semilla y compartir el mismo sistema de raíces. Este sistema puede existir miles de años sin producir árboles, dormido bajo tierra, hasta que un incendio, una inundación o una avalancha permite que las raíces perciban el sol y se abran paso entre las sombras del bosque. La savia que sube se convierte en árbol. Lo que hace posible que crezcan los álamos es la devastación producida por un desastre natural. Santiago también escribe que las dificultades nos hacen crecer en la fe: «tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna» (Santiago 1:2-4). Es difícil tener gozo durante las pruebas, pero podemos hallar esperanza al saber que Dios utilizará las circunstancias problemáticas para ayudarnos a crecer espiritualmente. Como los álamos, cuando las dificultades despejan nuestro corazón para que la luz de Dios nos alcance, la fe puede crecer. Señor, gracias por acompañarme en las dificultades. Ayúdame a crecer con ellas. Las pruebas pueden acercarnos más a Dios.

viernes, 24 de marzo de 2017

BUSCAD AL SEÑOR MIENTRAS PUEDA SER HALLADO, LLAMADLE EN TANTO QUE ESTÁ CERCANO

Buscad al Señor y su poder; buscad su rostro continuamente (v. 11). 1 Crónicas 16:8-27 Mi hijo de cuatro años está llenó de preguntas, y habla todo el tiempo. Me encanta charlar con él, pero ha desarrollado un feo hábito de hablarme dándome la espalda. Muchas veces, termino diciendo: «No te escucho. Por favor, mírame cuando me hablas». A veces, pienso que Dios quiere decirnos lo mismo; no porque no pueda oírnos, sino porque tendemos a hablar con Él sin «mirarlo». Oramos, pero seguimos envueltos en nuestras preguntas y enfocados en nosotros mismos, olvidándonos de quién es Aquel al que elevamos nuestra oración. Como mi hijo, hacemos preguntas sin prestar atención a la persona a quien le hablamos. Muchas de nuestras preocupaciones se resolverían mejor si recordáramos quién es Dios y lo que Él ha hecho. Si tan solo reenfocamos nuestra mirada, encontramos consuelo en lo que ya sabemos de su carácter: el Señor es amoroso, perdonador, soberano y bondadoso. El salmista estaba convencido de que debíamos buscar constantemente el rostro de Dios (Salmo 105:4). Cuando David designó líderes para la adoración y la oración, alentó al pueblo a alabar al Señor por sus atributos y su fidelidad en el pasado (1 Crónicas 16:8-27). Al volver nuestra mirada hacia el rostro precioso de Dios, hallamos fortaleza y consuelo aun en la incertidumbre. Señor, que la luz de tu rostro brille sobre nosotros. Buscar el rostro de Dios puede fortalecer nuestra fe.

sábado, 18 de marzo de 2017

PORQUE ES NECESARIO QUE EL QUE SE ACERCA A DIOS CREA QUE LE HAY, Y QUE ES GALARDONADOR DE LOS QUE LE BUSCAN

Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu (v. 18). Salmo 34:11-18 La mañana después de que nació nuestro hijo Allen, el médico se sentó cerca de mi cama y dijo: «Algo anda mal». Nuestro bebé, tan perfecto por fuera, tenía un defecto congénito y debía ser trasladado de inmediato a un hospital a más de 1.000 kilómetros para ser operado de urgencia. Cuando el médico te dice que algo anda mal con tu hijo, tu vida cambia. El temor puede desmoralizarte y hacerte tambalear, y llevarte a buscar desesperadamente la fortaleza de Dios para sostener a tu niño. ¿Puede un Dios amoroso permitir esto? —Te preguntas—. ¿Le importa mi bebé? ¿Dónde está Él? Aquella mañana, estos y otros pensamientos sacudieron mi fe. Cuando mi esposo se enteró de la noticia, me dijo: «Jolene, oremos». Me tomó la mano y dijo: «Padre, gracias por darnos a Allen. Es tuyo, Dios, no nuestro. Tú lo amaste antes de que nosotros lo conociéramos. Acompáñalo; nosotros no podemos. Amén». Hiram siempre ha sido un hombre de pocas palabras. Lucha para expresar sus ideas y, a menudo, ni lo intenta, ya que sabe que yo tengo suficientes palabras para llenar cualquier silencio. Sin embargo, el día en que mi corazón se rompió, mi espíritu se devastó y mi fe se fue, Dios le dio a mi esposo la fuerza para decir lo que yo no podía. A través de él, sentí que Dios estaba cerca. Señor, que tu Palabra me fortalezca hoy. La mejor clase de amigo es aquel que ora.

lunes, 13 de marzo de 2017

NO OS OLVIDÉIS DE LA HOSPITALIDAD…, PERO CONFIRMA CON EL SEÑOR SI EL TE LA MANDA…

No os olvidéis de la hospitalidad… (v. 2). Hebreos 13:1-2 La ocasión en que invitamos a comer a familias de cinco naciones sigue siendo un recuerdo maravilloso. De alguna manera, la conversación no se dio de a dos, sino que todos participamos del debate sobre la vida en Londres, aportando perspectivas de diferentes partes del mundo. Esa noche, mi esposo y yo reflexionamos en que habíamos recibido más de lo que habíamos dado, incluida la calidez que sentimos al desarrollar amistades nuevas y aprender sobre culturas diferentes. El escritor de Hebreos concluyó sus conceptos con algunas exhortaciones respecto a la vida comunitaria; entre ellas, que sus lectores debían continuar recibiendo a los extranjeros. Al hacerlo, «algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles» (13:2). Tal vez se refería a Abraham y Sara, quienes, como vemos en Génesis 18:1-12, recibieron a tres extraños, fueron generosos con ellos y les prepararon un festín, tal como se acostumbraba en los tiempos bíblicos. No sabían que las visitas eran ángeles que les llevaban un mensaje de bendición. No invitamos a personas a nuestra casa esperando recibir algo a cambio, pero, a menudo, recibimos más de lo que damos. Que el Señor extienda su amor a través de nosotros y dé la bienvenida a aquellos con quienes compartimos. Señor, quiero glorificarte compartiendo con otros lo que me has dado. Cuando somos hospitalarios, compartimos la bondad y las dádivas de Dios.

lunes, 6 de marzo de 2017

EL AMOR NO HACE MAL AL PRÓJIMO… LE HACE BIEN

… [El amor] todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser… (vv. 7-8). 1 Corintios 13:4-8 La voz le temblaba al hablar de los problemas que tenía con su hija. Preocupada por las amistades problemáticas de esta adolescente, la mamá le había confiscado el teléfono celular y la acompañaba a todas partes. La relación parecía ir de mal en peor. Cuando hablé con la muchacha, descubrí que ama profundamente a su madre, pero que el amor asfixiante de la mamá la sofocaba. Anhelaba ser libre. Al ser imperfectos, todos luchamos con las relaciones interpersonales. Seamos padres o hijos, solteros o casados, nos cuesta expresar amor de la manera adecuada, y decir y hacer lo correcto en el momento apropiado. El amor va madurando durante toda la vida. En 1 Corintios 13, el apóstol Pablo describe el amor perfecto. Sus estándares suenan maravillosos, pero ponerlos en práctica puede resultar desalentador. Gracias a Dios, tenemos a Jesús como ejemplo. Al interactuar con personas con diversas necesidades y circunstancias, nos demostró cómo es el amor perfecto en acción. A medida que caminemos con Él, permanezcamos en su amor e impregnemos nuestra mente con su Palabra, lo reflejaremos cada vez más. Seguimos cometiendo errores, pero Dios puede resolverlos y sacar algo bueno de cada situación, ya que su amor «todo lo soporta» y «nunca deja de ser». Señor, ayúdame a seguir tus ejemplos de amor. Para mostrar su amor, Jesús murió por nosotros; para mostrar nuestro amor, nosotros vivimos para Él.

lunes, 20 de febrero de 2017

JESÚS MALDIJO UN ÁRBOL POR QUE NO TENIAS FRUTOS

… será como el árbol plantado junto a las aguas… (v. 8). Jeremías 17:5-10 Era un árbol envidiable. Por haber crecido en un terreno junto al río, no tenía que preocuparse por el pronóstico del tiempo, las tórridas temperaturas ni un futuro incierto. Nutrido y refrescado por el río, pasaba sus días elevando las ramas hacia el sol, sosteniendo la tierra con sus raíces, purificando el aire con sus hojas y brindando sombra a todos los que necesitaban refugiarse del calor. A manera de contraste, el profeta Jeremías se refirió a una retama (Jeremías 17:6). Cuando cesaban las lluvias y el sol estival resecaba la tierra, el arbusto se marchitaba y no podía dar sombra ni fruto a nadie. ¿Por qué compara el profeta un árbol floreciente con un arbusto reseco? Quería que su pueblo recordara lo sucedido desde el rescate milagroso de los campos de esclavitud en Egipto. Durante 40 años en el desierto, habían vivido como un árbol plantado junto a un río (2:4-6), pero la prosperidad de la tierra prometida les había hecho olvidar su propia historia, y depender de sí mismos y de dioses fabricados por ellos (vv. 7-8); al punto de querer volver a Egipto (42:14). Por eso, a través de Jeremías, Dios exhortó con amor a los olvidadizos israelitas, y también nos exhorta a nosotros a confiar en Él y ser como el árbol… no como la retama. Señor, ayúdame a recordar tus bendiciones del pasado. Recordemos en los buenos tiempos lo que aprendimos durante los días difíciles.

domingo, 12 de febrero de 2017

TÚ MES HAS EXAMINADO Y CONOCIDO

Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos (v. 3). Salmo 139:1-18 Nuestro hijo y nuera tuvieron que ir de urgencia al hospital porque nuestro nieto tenía neumonía y bronquitis. Nos preguntaron si podíamos ir a buscar a su otro hijo, de cinco años, a la escuela y llevarlo a casa. Con mi esposa, estábamos encantados de poder hacerlo. Cuando el pequeño subió al auto, mi esposa le preguntó: « ¿Te sorprendió que nosotros viniéramos a buscarte?». A lo que él respondió: « ¡No!». Cuando le preguntamos por qué no, dijo: « ¡Porque yo sé todo!». Un niño de cinco años afirma saberlo todo, pero los que somos un poco mayores sabemos que no es así. A menudo, tenemos más preguntas que respuestas. Nos preguntamos sobre los porqués y las circunstancias de la vida… olvidando muchas veces que, aunque nosotros no sepamos todo, sí conocemos al Dios que todo lo sabe. Salmos 139:1-3 habla del conocimiento ilimitado e íntimo que nuestro Dios omnisciente tiene de nosotros. David declara: «Tú me has examinado y conocido. […]. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos». ¡Qué consolador es saber que Dios nos ama a la perfección, que es plenamente consciente de lo que enfrentamos hoy y que sabe cómo ayudarnos de la mejor manera en cada circunstancia! Señor, gracias porque sabes todo sobre mí y lo que necesito. Lo más importante es conocer a Dios.

viernes, 10 de febrero de 2017

ESTAR MUY CERCA DEL SEÑOR EN CONTACTO CON EL

Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús (v. 23). Juan 13:12-26 A veces, cuando pongo la cabeza en la almohada a la noche y oro, imagino estar recostado sobre Jesús, y me trae a la mente lo que el apóstol Juan dice de sí mismo en la Palabra de Dios sobre la última cena en el aposento alto: «Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús» (Juan 13:23). Juan usó la frase «uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba» para referirse a sí mismo sin mencionar su nombre. También describe la escena de un banquete típico en Israel en el siglo i, donde la mesa era mucho más baja que las que usamos ahora. La posición natural para quienes la rodeaban era reclinarse sobre un tapete o almohadón. Juan estaba sentado tan cerca del Señor que, cuando giró para preguntarle algo, quedó «recostado cerca del pecho de Jesús» (v. 25), con la cabeza apoyada en Él. La cercanía de Juan a Jesús en ese momento es una ilustración provechosa para nuestra vida espiritual hoy. Aunque no podamos tocar a Jesús físicamente, sí podemos descargar en Él nuestras circunstancias más agobiantes, ya que ha dicho: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar» (Mateo 11:28). ¡Qué bendecidos somos al tener un Salvador fiel en quien podemos confiar en cada situación de la vida! ¿Estás recostado hoy sobre Jesús? Señor, recostado en ti tengo esperanza. Jesús es el único que nos da el descanso que necesitamos.

sábado, 4 de febrero de 2017

¿DAMOS GRACIAS A DIOS EN TODO?

Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús (v. 18). 1 Tes. 5:16-18 En el barrio residencial donde vivo, nos quejamos permanentemente de los cortes de luz. Pueden ocurrir tres veces por semana y durar todo un día. Es difícil soportar los inconvenientes cuando no se pueden usar los artefactos básicos de la casa. Una vecina creyente suele preguntar: « ¿También hay que dar gracias a Dios por esto?», refiriéndose a 1 Tesalonicenses 5:18: «Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús». Y siempre respondemos que sí, aunque nuestras quejas cada vez que se corta la luz contradicen esta afirmación. No obstante, un día, nuestra creencia en dar gracias a Dios en todas las circunstancias cobró un nuevo significado cuando, al volver de mi trabajo, encontré a mi vecina visiblemente estremecida mientras exclamaba: «Gracias a Dios se cortó la luz. ¡La casa se habría quemado y mi familia hubiese muerto!». Un camión había chocado contra un poste y los cables de alta tensión habían caído sobre varias casas. Si hubieran tenido electricidad, habrían quemado todo. Puede ser difícil decir «gracias, Señor» en medio de pruebas, pero podemos estar agradecidos de que nuestro Dios considera que cada situación es una oportunidad para confiar en Él, ya sea que veamos sus propósitos o no. Señor, ayúdame a verte en cada circunstancia. Por la gracia de Dios, podemos dar gracias en todo.

domingo, 22 de enero de 2017

ANTE LOS PORQUÉS NUESTROS… DIOS NOS RESPONDE: ENTREGUÉ A MI ÚNICO HIJO SANTO, SANTO, SANTO POR USTEDES… ¿QUIEREN MÁS RESPUESTAS?

Porque Dios […] resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo (v. 6). 2 Corintios 4:4-15 Gran parte de mi carrera como escritor ha girado en torno al tema del sufrimiento. Vuelvo una y otra vez a la misma pregunta, como si hubiera una antigua herida que no se ha curado. Quienes leen mis libros parecen ponerles rostro a mis dudas. Recuerdo a un joven pastor que me llamó tras saber que su esposa y su hijita morirían de SIDA por una transfusión de sangre infectada, y preguntó: « ¿Cómo puedo hablarles a mis jóvenes del amor de Dios?». Con el tiempo, aprendí a no intentar responder los «porqué» de la vida. Sin embargo, una pregunta que solía hacerme ya no me carcome: « ¿A Dios le importa?». La única manera de contestarla es Jesús. En Él, Dios nos mostró su faz. Si te preguntas qué siente Dios ante el sufrimiento en este planeta que gime, mira ese rostro. « ¿A Dios le importa?». La muerte de su Hijo a nuestro favor —que finalmente destruirá para la eternidad toda angustia, tristeza, sufrimiento y muerte— responde esta pregunta; «Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo» (2 Corintios 4:6). Señor, ayúdame a entender que todos los porqués de mi vida se explican mediante tu amor demostrado a través de la Persona y la obra de Jesús a mi favor. El amor de Dios por nosotros es tan amplio como los brazos extendidos de Cristo en la cruz.

martes, 17 de enero de 2017

CLAMA A MI, Y YO TE RESPONDERÉ, Y TE ENSEÑARÉ COSAS GRANDES Y OCULTAS QUE TÚ NO CONOCES

Si mal viniere sobre nosotros, […] clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás (v. 9). 2 Crónicas 20:1, 13-22 El artista francés Henri Matisse sentía que su labor de los últimos años de su vida lo representaba mejor. En ese tiempo, ensayó un nuevo estilo, creando pinturas coloridas y de gran tamaño hechas con papel en vez de pintura. Luego, decoró las paredes de su habitación con esas imágenes relucientes. Para él, fue importante porque le habían diagnosticado cáncer y solía estar confinado en su cama. Enfermarse, perder el empleo o atravesar situaciones angustiosas son ejemplos de lo que algunos denominan «estar en el valle», donde los temores empañan todo lo demás. El pueblo de Judá experimentó algo así cuando supo que se acercaba un ejército (2 Crónicas 20:2-3). Su rey oró: «Si mal viniere sobre nosotros, […] clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás» (v. 9). Y Dios respondió: «salid mañana contra ellos, porque el Señor estará con vosotros» (v. 17). Cuando el ejército de Judá llegó al campo de batalla, sus enemigos ya se habían matado entre ellos. El pueblo de Dios pasó tres días recogiendo las armas, la ropa y las cosas de valor abandonadas. Antes de marcharse, se reunieron para alabar a Dios y llamaron aquel lugar el valle de «Beraca», que significa «bendición». El Señor puede convertir los pozos de nuestra vida en bendiciones. Señor, ayúdame a confiar en ti en las dificultades. Dios es experto en convertir las cargas en bendiciones.