LA SANTA BIBLIA
domingo, 18 de junio de 2017
UN REY QUE HIZO LO RECTO ANTE LOS OJOS DE DIOS
(1 reyes 15 9-24)
"En el año veinte de Jeroboam, rey de Israel, Asa comenzó a reinar sobre Judá. Reinó cuarenta y un años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca, hija de Abisalom. Asa hizo lo recto ante los ojos del Señor, como David, su padre"
Aquí podemos ver que Asa comenzó su reinado coincidiendo con los últimos dos años del reinado de Jeroboam. Asa reinó por cuarenta y un años. Tuvo uno de los reinados más largos. El hecho es que solamente dos reyes reinaron por un tiempo más largo que Asa, y fueron los reyes Azarías, o Uzías, y Manasés.
El versículo 11 nos recuerda una vez más, que David era la norma de la excelencia para evaluar a un rey. Asa estuvo a la altura de David. Ahora, ¿qué hizo Asa para merecer esta comparación? Veamos lo que dice el versículo 12:
"porque expulsó del país a los sodomitas y quitó todos los ídolos que sus padres habían hecho."
Vemos que expulsó del país a los que practicaban la prostitución como un culto y destruyó los ídolos que sus antepasados habían hecho. Leamos ahora el versículo 16 de este capítulo 15 del Primer Libro de Reyes, que nos habla de
La guerra contra Baasa
"Hubo guerra continuamente entre Asa y Baasa, rey de Israel."
Asa, rey de Judá hizo la guerra contra Baasa, rey de Israel. Parece que ésta era una guerra civil constante. Ahora, se nos dice que Asa hizo otras cosas también. Tuvo que aplacar a un reino que estaba surgiendo en el norte y que estaba llegando a ser más poderoso y dominante. Ese reino era el de Siria. Leamos los versículos 18 y 19:
"Asa tomó toda la plata y el oro que había quedado en los tesoros de la casa del Señor y en los tesoros de la casa real, se los entregó a sus siervos y los envió a Ben-adad hijo de Tabrimón hijo de Hezión, rey de Siria, el cual residía en Damasco, diciendo: Haya alianza entre nosotros, como entre mi padre y el tuyo. Aquí te envío un presente de plata y de oro. Ve y rompe tu pacto con Baasa, rey de Israel, para que se aparte de mí."
Asa envió a Ben Adad regalos de oro y plata para apaciguarle, para evitar que Ben Adad invadiera su reino, Asa hizo una alianza con él. Y esto probablemente fue lo único que hizo Asa, que podríamos calificar como un error. Continuemos leyendo el versículo 22:
"Entonces el rey Asa convocó a todo Judá, sin exceptuar a nadie. Se llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y el rey Asa construyó con ello Geba de Benjamín y Mizpa."
Claro que Asa hizo todo esto para su propia protección y la de su reino. Leamos los versículos 23 y 24 de este capítulo 15 del Primer Libro de Reyes, con la mención al hecho de que
Asa fue sucedido por Josafat
"Los demás hechos de Asa, todo su poderío, todo lo que hizo y las ciudades que edificó, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?"
En los días de su vejez Asa enfermó de los pies. 24 Durmió Asa con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David, su padre. Reinó en su lugar Josafat, su hijo.
Nuestra reflexión final tiene que ver con la tendencia natural de la mayoría de aquellos pueblos y reyes hacia la idolatría, es decir, con la atracción prácticamente irresistible de adorar a ídolos que representaban a dioses falsos, y con la tendencia, también natural, de abandonar al único Dios verdadero. Esa tendencia ha permanecido invariable a través de la historia y una de sus características actuales es la inclinación del ser humano a dedicar su tiempo y sus energías a sus ídolos actuales, que representan a aquellos valores materiales que le mantienen alejado de Dios y de Su Palabra, y perseverando en su pecado y depravación moral. Mientras decimos esto, nuestra sociedad asiste horrorizada e incrédula al descubrimiento de una red de pederastas que han abusado sexualmente de un gran número de niños, produciendo en nuestro país películas de pornografía infantil para satisfacer a un mercado de creciente demanda. Y en medio del creciente progreso científico e intelectual encaminado al bienestar de la humanidad, vemos el predominio de estas fuerzas destructivas y de los mismos impulsos humanos depravados de siempre. Por ellos creemos que cada persona necesita que Dios regenere al hombre y a la mujer, es decir que por Su Espíritu dé una nueva vida a un ser que se degeneró por causa de su rebelión contra Dios, su Creador. El amor de Dios, Su gracia y Su poder, manifestados en la muerte y resurrección de Jesucristo a favor suyo y mío y de todos, es la única fuerza capaz de dar esa nueva vida, y de producir ese nuevo nacimiento espiritual.
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