LA SANTA BIBLIA

LA SANTA BIBLIA

jueves, 27 de julio de 2017

¿QUE LE AGRADA A DIOS…?

A VECES NOS PREGUNTAMOS PORQUE HAY COSAS QUE PARECE QUE NUNCA LAS PODEMOS ALCANZAR. PERO NO SERÍA MEJOR PREGUNTARNOS ¿ESTOY HACIENDO LO QUE A DIOS LE AGRADA? A Dios le agradan los labios que dicen la verdad: Al Señor le repugnan los labios mentirosos; pero le agradan los que dicen la verdad. Proverbios 12:22 (RVC) A Dios le agradan las buenas intenciones El Señor se agrada del hombre bueno, pero condena al mal intencionado. Proverbios 12:2 A Dios le agrada que seamos compasivos y piadosos “Quiero que tengan compasión, no que ofrezcan sacrificios. Pues no he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores”. Mateo 9:13 NTV A Dios le agrada que se haga justicia “Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios”. Miqueas 6:8 (NVI) “Practicar la justicia y el derecho lo prefiere el Señor a los sacrificios”. Proverbios 21:3 (NVI) A Dios le agrada que tratemos bien a los demás “Traten a los demás como les gustaría que ellos los trataran a ustedes”. Lucas 6:31 (NTV) A Dios le agrada que los hijos obedezcan a sus padres. “Ustedes los hijos, obedezcan a sus padres en todo, porque esto agrada al Señor”. Colosenses 3:20 A Dios le agrada que seamos transparentes y justos “El Señor reprueba las balanzas falsas y aprueba las pesas exactas”. Proverbios 11:1 (DHH) A Dios le agrada que compartamos con el que pasa necesidad “No se olviden de hacer el bien ni de compartir lo que tienen con quienes pasan necesidad. Estos son los sacrificios que le agradan a Dios”. Hebreos 13:16 (NTV) A Dios le agrada la integridad de corazón “Yo sé, mi Dios, que tú examinas nuestro corazón y te alegras cuando encuentras en él integridad (honradez, rectitud, decencia)”. 1 Crónicas 29:17 (RVC) A Dios le agrada que no juzguemos por apariencias “La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón”. (1 Sam. 16:7) NTV A Dios le agrada que lo honren con temor reverente “En toda nación el que le teme (le reverencia) y hace lo justo, le es acepto (Dios se agrada de él) Hechos 10:35 (NBLH) A Dios le agradan las buenas acciones (…) Él pagará a cada uno según merecen sus acciones. Prov. 24:12 (NTV)a A Dios le agrada que tengan fe en Él “De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad”. Hebreos 11:6 A Dios le agrada que nos arrepintamos de hacer lo malo “Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios”. Mateo 3:8 (NTV) A Dios le agrada que le pidan en oración “Les digo, ustedes pueden orar por cualquier cosa y si creen que lo han recibido (por la fe), será suyo”. Marcos 11:24 (NTV) A Dios le agrada que lo busquen por medio de Jesús y su palabra. “Jesús contestó: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí”. Juan 14:6 1 Juan 2:6 6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. 1 Juan 2:6 30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:30-32 EL QUE SABE HACER LO BUENO Y NO LO HACE…, COMETE PECADO. (Santiago 4:17)

jueves, 20 de julio de 2017

TODO TIENE SU TIEMPO

3 En este mundo todo tiene su hora; hay un momento para todo cuanto ocurre: 2 Un momento para nacer, y un momento para morir. Un momento para plantar, y un momento para arrancar lo plantado. 3 Un momento para matar, y un momento para curar. Un momento para destruir, y un momento para construir. 4 Un momento para llorar, y un momento para reír. Un momento para estar de luto, y un momento para estar de fiesta. 5 Un momento para esparcir piedras, y un momento para recogerlas. Un momento para abrazarse, y un momento para separarse. 6 Un momento para intentar, y un momento para desistir. Un momento para guardar, y un momento para tirar. 7 Un momento para rasgar, y un momento para coser. Un momento para callar, y un momento para hablar. 8 Un momento para el amor, y un momento para el odio. Un momento para la guerra, y un momento para la paz. 9 ¿Qué provecho saca el hombre de tanto trabajar? 10 Me doy cuenta de la carga que Dios ha puesto sobre los hombres para humillarlos con ella.11 Él, en el momento preciso, todo lo hizo hermoso; puso además en la mente humana la idea de lo infinito, aun cuando el hombre no alcanza a comprender en toda su amplitud lo que Dios ha hecho y lo que hará. 12 Yo sé que lo mejor que puede hacer el hombre es divertirse y disfrutar de la vida, 13 pues si comemos y bebemos y contemplamos los beneficios de nuestro trabajo, es porque Dios nos lo ha concedido. 14 Y también sé que todo lo que Dios ha hecho permanecerá para siempre. No hay nada que añadirle ni nada que quitarle; Dios lo ha hecho así, para que ante él se guarde reverencia. Eclesiastés 3:1-14 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora (v. 1). Hace poco, mientras viajaba en avión, observé a una madre y sus hijos. Uno de los pequeños jugaba tranquilo, y ella miraba a los ojos a su recién nacido, le sonreía y le acariciaba la mejilla. Él la contemplaba extasiado. Disfruté del momento con cierta melancolía, al pensar en mis propios hijos a esa edad y en la etapa que ya había pasado. Sin embargo, reflexioné sobre las palabras del rey Salomón en el libro de Eclesiastés sobre «cada actividad bajo el cielo» (3:1 NTV). Mediante una serie de opuestos, él expresa que «todo tiene su tiempo» (v. 1): «tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado» (v. 2). Quizá el rey Salomón se desesperaba en esos versículos al ver lo que percibía como el ciclo insignificante de la vida. Pero también reconoció el rol de Dios en cada etapa: que nuestro trabajo es un «don de Dios» (v. 13) y que «todo lo que Dios hace será perpetuo» (v. 14). Podemos recordar épocas de nuestra vida con nostalgia, como cuando recordaba a mis hijos cuando eran bebés. Sin embargo, sabemos que el Señor promete estar con nosotros en cada etapa de nuestra vida (Isaías 41:10). Podemos contar con su presencia y descubrir que nuestro propósito está en caminar con Él. Señor, gracias porque me guías a través de cada etapa y siempre estás conmigo. Dios nos concede cada etapa de nuestra vida.

lunes, 10 de julio de 2017

EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO

Los cristianos pentecostales y carismáticos entienden al bautismo con el Espíritu Santo como una experiencia definida que ocurre después de la salvación. ... Para las Asambleas de Dios, implica la evidencia del hablar en nuevas lenguas según el Espíritu Santo permita a los creyentes que hablen. Joel 2:28-29 Derramamiento del Espíritu de Dios 28 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Mateo 3:11 11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Juan 7:37-39 Ríos de agua viva 37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. 39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. Hechos 2:1-4 La venida del Espíritu Santo 2 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Hechos 10:44 44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Hechos 19:6 6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. Romanos 14:17 17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. 1 Corintios 12:13 13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

domingo, 2 de julio de 2017

SU MISERICORDIA ES MEJOR QUE LA VIDA

Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Lamentaciones 3:21-23 Dios es fiel y muy compasivo: Sus misericordias son nuevas cada mañana. Como creyente, usted quizá ya sepa esas cosas, pero no le será suficiente con saberlas. Para que tengan efecto en su vida, es necesario que las recuerde constantemente, a fin de que aviven su esperanza y edifiquen su fe. Propóngase traer a la memoria la fidelidad de Dios cada mañana. ¿Cuales son algunas de esas misericordias que son suyas en Jesús? Vea en Salmo 103: 1. Él perdona todos sus pecados. 2. Él sana todas sus dolencias. 3. Él rescata su vida de la destrucción. 4. Él lo corona de favores y misericordias. 5. Él sacia de bien su boca, de modo que se rejuvenezca como el águila. 6. Él hace justicia y juicios a favor de todos los oprimidos. 7. Él le da a conocer Sus caminos y revela Sus obras. 8. Él le brinda Su gracia y Su misericordia en tiempos de necesidad. La misericordia y la gracia son confundidas con frecuencia. Mientras que los términos tienen significados similares, la gracia y la misericordia no son lo mismo. Para sintetizar la diferencia vemos que, misericordia es que Dios no nos castigue como lo merecen nuestros pecados, y gracia es que Dios nos bendiga a pesar de que no lo merezcamos. La misericordia es la liberación del juicio. La gracia es la bondad que se extiende a quienes no la merecen. De acuerdo a la Biblia, todos hemos pecado (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23 y 1 Juan 1:8). Como resultado de ese pecado, todos merecemos la muerte (Romanos 6:23) y la condenación eterna en el lago de fuego (Apocalipsis 20:12-15). Considerando eso, cada día que vivimos es un acto de la misericordia de Dios. Si Dios nos diera lo que merecemos, todos estaríamos, ahora mismo, condenados por una eternidad. En Salmo 51:1-2, David clama, “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado.” Una súplica a Dios por misericordia es pedirle que detenga el juicio que merecemos, y en vez de ello nos conceda el perdón que de ninguna manera nos hemos ganado. No merecemos nada de Dios. Dios no nos debe nada. Todo el bien que experimentamos, es el resultado de la gracia de Dios (Efesios 2:5). La gracia es simplemente un favor inmerecido. Dios nos da cosas buenas que no merecemos y que nunca podríamos ganar. Rescatados del juicio por la misericordia de Dios, la gracia es cualquier cosa y todo lo que recibimos más allá de esa misericordia (Romanos 3:24). La gracia común se refiere a la gracia soberana que Dios otorga a toda la humanidad, independientemente de su condición espiritual ante Él, mientras que la gracia salvadora es esa dispensación especial de gracia, por la que Dios extiende soberanamente la inmerecida asistencia divina sobre Sus elegidos para su regeneración y santificación. La misericordia y la gracia son mejor ilustradas en la salvación que está disponible a través de Jesucristo. Merecemos el juicio, pero si recibimos a Jesucristo como Salvador, recibimos misericordia de Dios, y somos librados del juicio. En lugar del juicio, recibimos por gracia la salvación, el perdón de los pecados, una vida abundante (Juan 10:10) y una eternidad en el cielo, el lugar más maravilloso imaginable (Apocalipsis 21-22). Por la misericordia y la gracia de Dios, nuestra respuesta debe ser caer de rodillas en adoración y agradecimiento. Hebreos 4:16 declara, “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Propóngase decirle estas cosas, en voz alta al Señor cada mañana este año. Tómese el tiempo necesario para orar y recordar las misericordias de Dios, y al final del año estará más fortalecido en la fe y más seguro del amor de Dios. No se conforme con saber acerca de las misericordias de Dios, recuérdelas cada día para que vivifiquen su vida.