LA SANTA BIBLIA
martes, 29 de enero de 2019
MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN
(Interpretación MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas."
(Daniel 5:1-31)
Los acontecimientos que se registran en los cuatro primeros capítulos de Daniel tienen que ver con el reinado de Nabucodonosor, quien fue el que extendió y unificó el imperio babilónico y lo llevó a su mayor esplendor. Después de haber reinado durante 43 años, murió en el año 562 a.C., sucediéndole en el trono su hijo Evil-Merodac, quien gobernó durante dos años, hasta que fue asesinado por su cuñado Neriglasar (o Nergal-sarezer), quien a su vez ocupó el trono los siguientes cuatro años. A su muerte le sucedió su joven hijo Labashi-marduk, quien sólo reinó unos meses, pues fue asesinado y sustituido por Nabonido, quien gobernó 17 años (556 - 539 a.C.). Él trabajó duro para restaurar la gloria que había alcanzado Babilonia bajo el reinado de Nabucodonosor, lo que le llevó a estar ausente de la capital durante largos períodos. Belsasar era su hijo mayor y fue designado corregente por su padre, por esta razón es llamado rey (Dn 5:1), puesto que ejercía autoridad real a pesar de que Nabonido tenía el trono. Y se menciona que era hijo de Nabucodonosor (Dn 5:2), en el sentido de que éste era su predecesor más ilustre (no olvidemos que en el lenguaje semítico el término hijo no siempre se refiere a un hijo biológico).
A la luz de todos estos datos, podemos concluir que entre los capítulos 4 y 5 de Daniel hay un período de unos veintitrés años en el que varios reyes se sucedieron en el trono. Éste fue un tiempo marcado por un deterioro gradual, conflictos internos, intrigas y asesinatos.
Mientras tanto, Ciro, el gran rey del imperio medo persa, se acercaba a la región con la intención de conquistar el imperio babilónico. El capítulo 5 de Daniel describe la noche anterior a que Ciro entrara en Babilonia.
El banquete del rey Belsasar
(Dn 5:1-4) "El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino. Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas. Entonces fueron traídos los vasos de oro que habían traído del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas. Bebieron vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra."
Nos sorprende que teniendo el ejército medo persa a las puertas de Babilonia, el rey Belsasar hiciera un gran banquete a mil de sus príncipes, y que se dedicara a beber vino con ellos.
Todo esto nos da una idea de la arrogancia de Belsasar, el rey corregente babilonio. ¿Por qué estaba tan confiado? Quizá, puesto que su nombre significaba "Bel (el otro nombre dado al dios Marduk) protege al rey", tal vez se sentía seguro por este hecho. También podía estar confiando en que pensaba que la ciudad era inexpugnable e invencible. Recordemos que tenía una enorme muralla de 24 kilómetros y un ancho por el que podían circular cuatro carros a la vez. Además, contaban con suficientes provisiones de grano, y había un canal que llevaba el agua del río Éufrates atravesando la ciudad.
Otros han sugerido que sí que estaba preocupado por la presencia del ejército medo persa, y que lo que buscaba con esa fiesta era quitárselo de la mente y poder disfrutar durante un rato. O tal vez simplemente había planeado ese banquete para transmitir confianza a su pueblo, dándoles a entender que no debían estar preocupados por la amenaza.
Pero si esta actitud no fuera de por sí imprudente, en medio de la fiesta, "Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas".
¿Por qué Belsasar decidió usar los vasos de la casa de Jehová? No lo sabemos a ciencia cierta. Seguramente pudo haber sido un intento de deshacerse de la influencia de Nabucodonosor, quien había promovido la honra al Dios de Israel. En ese caso, estaría mostrando el desprecio que sentía por él y buscaría con este acto hacer que las gentes de todo su reino volvieran a honrar a los dioses de Babilonia. Notemos que el banquete tenía connotaciones religiosas, puesto que en medio de él "alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra".
Como muchas personas en nuestros días, se sienten amenazados por el auténtico Dios del cielo y se proponen desprestigiarlo con todas sus fuerzas, imaginando ingenuamente que de ese modo pueden hacerlo desaparecer. Claro está que los dioses de oro, plata, bronce, hierro, madera o piedra no inquietan a nadie, porque son fácilmente manipulables, pero todos perciben que el Dios eterno que está en el cielo es diferente.
Pero la actitud de Belsasar implicaba un desprecio, arrogancia y rebeldía inmensas. Ya no sólo se burlaba del ejército medo persa que tenía a las puertas, ahora también se burlaba del mismo Dios del cielo. Poco se imaginaba que aquella era su última noche sobre este mundo antes de ir a rendir cuentas a su Creador.
Ahora bien, ¿qué haría Dios con alguien así? ¿Podría insultarle de esa manera y quedar impune?
La escritura en la pared y la reacción de Belsasar
(Dn 5:5-12) "En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía. Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra. El rey gritó en alta voz que hiciesen venir magos, caldeos y adivinos; y dijo el rey a los sabios de Babilonia: Cualquiera que lea esta escritura y me muestre su interpretación, será vestido de púrpura, y un collar de oro llevará en su cuello, y será el tercer señor en el reino. Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la escritura ni mostrar al rey su interpretación. Entonces el rey Belsasar se turbó sobremanera, y palideció, y sus príncipes estaban perplejos. La reina, por las palabras del rey y de sus príncipes, entró a la sala del banquete, y dijo: Rey, vive para siempre; no te turben tus pensamientos, ni palidezca tu rostro. En tu reino hay un hombre en el cual mora el espíritu de los dioses santos, y en los días de tu padre se halló en él luz e inteligencia y sabiduría, como sabiduría de los dioses; al que el rey Nabucodonosor tu padre, oh rey, constituyó jefe sobre todos los magos, astrólogos, caldeos y adivinos, por cuanto fue hallado en él mayor espíritu y ciencia y entendimiento, para interpretar sueños y descifrar enigmas y resolver dudas; esto es, en Daniel, al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él te dará la interpretación."
De repente, el alboroto de los comensales se convirtió en un silencio lleno de temor. Cerca del candelero que iluminaba el salón de banquetes, aparecieron los dedos de una mano de hombre que escribía sobre la pared. Algunos han sugerido que este candelero podía ser uno de los que había en el templo que construyó Salomón y que podía haber sido llevado junto con los vasos de oro. Es imposible saberlo, pero en todo caso, lo que aquella mano escribió lo hizo en un lugar visible donde era visto fácilmente por todos.
Podemos imaginarnos el cambio que se produjo en aquella sala. Unos momentos antes todos bebían y reían enloquecidos, ahora están llenos de temor. El mismo rey se levantó de su asiento para ver bien lo que estaba sucediendo, y se asustó tanto que "se debilitaron sus lomos y sus rodillas daban la una contra la otra". Estaba aterrado y no podía sostenerse de pie. Sus mujeres y concubinas, sus príncipes y sus grandes, ven cómo ese hombre, que tan sólo unos momentos antes se levantaba orgulloso ante el Dios del cielo, está ahora muerto de miedo. Y en realidad sólo había visto su mano, ¿qué sería cuando tuviera que comparecer ante su mismo trono en el cielo? ¿Dónde quedaría su orgullo? ¿Y el de todos aquellos que hoy tienen la misma actitud frente a Dios?
Inmediatamente, del mismo modo que había hecho Nabucodonosor, también Belsasar reunió a los sabios, magos, caldeos y adivinos, prometiéndoles que si lograban interpretar el significado de aquel extraño fenómeno los recompensaría generosamente. El que lo consiguiera sería nombrado el "tercer señor del reino", porque como ya hemos señalado anteriormente, Nabonido era el rey y Belsasar el corregente, por lo tanto, el puesto más alto que estaba libre era el tercero del reino. También sería vestido de púrpura, algo que le distinguiría como miembro de la nobleza; y llevaría un collar de oro en su cuello, una especie de condecoración por haber prestado un importante servicio al rey.
Pero una vez más en este libro, los sabios del rey "no pudieron leer la escritura ni mostrar al rey su interpretación". Esto sólo sirvió para que el terror de todos los presentes aumentara. Todos estaban perplejos y llenos de una gran confusión. Ya era hora de que hubieran aprendido que las respuestas que el hombre busca acerca de Dios y las cuestiones vitales que le preocupan, no las pueden dar los sabios de este mundo, se necesita el Espíritu de Dios; él es el único que las puede revelar de forma fiable.
El texto dice que "no pudieron leer la inscripción". No sabemos la razón de esto, tal vez no era un idioma que ellos conocieran, o se trataba de la forma de la escritura. Aunque pudiera ser que sí podían leer la escritura, pero eran incapaces de entender el carácter profético de las palabras.
Esto es lo que el apóstol Pablo dijo siglos más tarde:
(1 Co 1:20) "¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?"
La conmoción que había en aquel salón de banquetes llegó a oídos de la reina. Mucho se ha debatido sobre la identidad de esta mujer, pero lo importante del asunto es que ella había conocido y recordaba bien a Daniel, un hombre que había estado al servicio del rey Nabucodonosor. Esto ha llevado a algunos a pensar que quizá pudiera ser la misma esposa de Nabucodonosor.
En todo caso, fue a instancias de la reina que Daniel fue llamado ante el rey Belsasar, y por medio de él, Dios iba a proveer nuevamente de una fuente de revelación fiable para aquellos monarcas paganos.
En este momento habían pasado casi setenta años desde que Daniel y sus compañeros habían sido llevados cautivos a Babilonia. Tenía que ser ya un anciano entre 80 y 85 años. Para ese tiempo, la mayoría ya ni siquiera le conocería. Fue por la recomendación de la reina que fue mandado llamar. Notemos que la reina lo conocía bien y se lo presenta como "un hombre en el cual mora el espíritu de los dioses santos, y en los días de tu padre se halló en él luz e inteligencia y sabiduría, como sabiduría de los dioses; al que el rey Nabucodonosor tu padre, oh rey, constituyó jefe sobre todos los magos, astrólogos, caldeos y adivinos, por cuanto fue hallado en él mayor espíritu y ciencia y entendimiento, para interpretar sueños y descifrar enigmas y resolver dudas".
Daniel es traído ante el rey Belsasar
(Dn 5:13-16) "Entonces Daniel fue traído delante del rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea? Yo he oído de ti que el espíritu de los dioses santos está en ti, y que en ti se halló luz, entendimiento y mayor sabiduría. Y ahora fueron traídos delante de mí sabios y astrólogos para que leyesen esta escritura y me diesen su interpretación; pero no han podido mostrarme la interpretación del asunto. Yo, pues, he oído de ti que puedes dar interpretaciones y resolver dificultades. Si ahora puedes leer esta escritura y darme su interpretación, serás vestido de púrpura, y un collar de oro llevarás en tu cuello, y serás el tercer señor en el reino."
A pesar de su avanzada edad, Daniel seguía siendo fiel a Dios y conservaba intactas sus dotes espirituales, mostrando la misma dignidad y valentía que le habían caracterizado en su juventud. Ahora bien, cuando fue presentado ante el rey, éste parece que se refirió a él con cierto desprecio: "¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea?". De algún modo busca recordar a Daniel delante de todos que pertenecía a un pueblo conquistado por Babilonia, pero al mismo tiempo, es probable que también estuviera sorprendido y que hasta tuviera cierto temor, puesto que era al Dios de Judá al que él acababa de menospreciar profanando los vasos de oro del templo. Al fin y al cabo, tanto aquellos elementos del templo de Jehová como el mismo Daniel, habían llegado a Babilonia en el mismo tiempo y de la misma forma. Rápidamente Belsasar iba a comprobar que había en todo esto mucha más relación de la que él podía imaginar en un principio.
Luego el rey repitió a Daniel lo que había escuchado de parte de la reina y le ofreció las mismas recompensas generosas que antes había prometido a los sabios si lograba leer e interpretar la extraña escritura de la pared.
La respuesta de Daniel a Belsasar
1. Una lección de historia para Belsasar
(Dn 5:17-21) "Entonces Daniel respondió y dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y da tus recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la interpretación. El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la majestad. Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien quería mataba, y a quien quería daba vida; engrandecía a quien quería, y a quien quería humillaba. Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria. Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place."
Daniel rechazó con cierta dureza la oferta del rey porque sabía que el reino babilónico había llegado a su fin: "Tus dones sean para ti, y da tus recompensas a otros". Este monarca, como todos, estaría acostumbrado a recibir adulación y a comprar los favores de los demás, pero el siervo de Dios no se iba a prestar a eso. Su largo ministerio se había caracterizado por la fidelidad y dedicación a Dios, así como por el desinterés hacia las cosas materiales. Así que, prestaría este servicio al rey como siempre lo había hecho, no por las ganancias personales que esperaba obtener a cambio, sino como un servicio al Dios Altísimo que le había enviado.
Ahora Daniel comienza su predicación. Tan sólo unos momentos antes nadie habría estado dispuesto a escuchar a un predicador. Sólo pensaban en comer, beber y divertirse, pero de repente Dios había logrado llamar su atención y todos escuchaban con la máxima atención.
Daniel empezó por recordar a Belsasar algunas de las lecciones que Nabucodonosor, su antecesor, había tenido que aprender en el trato que él había tenido con el Dios del cielo. Él había llegado a entender fuera de toda duda que ese Dios es el auténtico soberano, y que reina sobre todas las naciones, eligiendo a los reyes conforme a su voluntad. Había sido él quien dio a Nabucodonosor el reino y la grandeza de las que disfrutó tantos años.
2. El orgullo de Belsasar
(Dn 5:22-24) "Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto; sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; además de esto, diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste. Entonces de su presencia fue enviada la mano que trazó esta escritura."
Aunque como Daniel señaló, Nabucodonosor no había llegado a reconocer al Dios de Judá como el Soberano sino hasta que humilló su orgullo y soberbia. Sólo después de esto (Dn 4), el rey estuvo dispuesto a reconocer la grandeza y autoridad del Dios Altísimo. Belsasar estaba al corriente de ese incidente (Dn 5:22), sin embargo, se negó a prestarle atención y rehusó aprender del ejemplo de su antecesor. Por esa razón su culpa era mayor, ya que él, sabiendo todo eso, se había levantado contra Dios, usando los vasos del templo del Dios del cielo para adorar a sus dioses, así que Dios había decido intervenir. Su situación era muy grave.
Como el apóstol Pablo explicó, Belsasar es un fiel representante de muchos otros hombres en todos los tiempos:
(Ro 1:21-25) "Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén."
Al Dios en cuya mano estaba su vida, Belsasar se negaba a honrarle, y en lugar de eso daba culto a dioses de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra, dioses que ni ven, ni oyen, ni saben. Y desgraciadamente, el ser humano sigue haciendo lo mismo en nuestro tiempo; ellos también adoran lo material, lo terrenal, lo perecedero, y no alzan sus ojos al cielo para reconocer que es Dios quien les da la vida y todo lo que tienen.
3. El juicio de Dios
(Dn 5:25-28) "Y la escritura que trazó es: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN. Esta es la interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas."
Como vemos, Daniel hizo notar a Belsasar que lo que estaba ocurriendo tenía una relación directa con la profanación de los vasos del templo. Aquello había sido una blasfemia contra el Dios del cielo. Esa fue la razón por la que "fue enviada la mano que trazó esa escritura". Con ella, como el rey iba descubrir en un momento, se anunciaba una intervención judicial de Dios con la que pondría fin a su orgullo. Como dice el proverbio:
(Pr 29:1) "El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina."
Del mismo modo que en el pasado había hecho con Nabucodonosor, Dios se disponía a quintar a Belsasar de su trono y a entregarlo a otras personas. Eso es lo que la escritura de la pared anunciaba. Veamos la explicación que Daniel dio a cada una de las palabras. En total, el mensaje consistía en tres palabras diferentes (la primera se repetía dos veces). Cada una de ellas era un sustantivo relacionado con alguna medida de peso antigua, pero que también se relacionaban con verbos, que son los que Daniel utiliza al interpretar su significado. La idea que nos transmite en conjunto es que Dios anunciaba a Belsasar que a causa de su degradación moral y espiritual, Dios había puesto fin a su reino y lo iba a entregar a los medos y a los persas. Veamos cada una de las palabras y su interpretación:
"MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin"
"Mene" es un sustantivo arameo que se refiere a un peso de 50 siclos, pero que proviene de un verbo que significa "enumerar", "contar". Como si se tratara de una mercancía que había sido contada y estaba lista para ser liquidada, Daniel le dice al rey que Dios había contado los días de su reino y la suma estaba completa, de tal forma que estaba preparado para ser entregado. Era una forma de decirle que "tenía las horas contadas". Además, el hecho de que esta palabra se repita dos veces trasmite la idea de que su fin era inminente. Belsasar, como muchos otros, pensaba que él era el dueño de su vida, pero iba a descubrir que es Dios quien determina la duración de nuestros días.
"TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto"
"Tekel" es un sustantivo que se refiere a un peso de 1 siclo (13 gramos), pero que proviene de un verbo que significa "pesar". En la interpretación de Daniel, Belsasar había sido puesto en balanza y hallado deficiente según el sistema de medidas de Dios. En otras palabras; Belsasar era un fraude. Esto nos recuerda que Dios mide la calidad moral y espiritual de cada hombre de acuerdo con los requisitos de su justicia. Como diría Samuel, a Dios "toca pesar las acciones" (1 S 2:3). No es difícil entender por qué Dios encontró insuficiente a Belsasar: él había profanado los utensilios de la casa de Dios, participó en actos de idolatría y tampoco honró a Dios, sino que se ensoberbeció contra él.
"PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas"
"Uparsin" es otro sustantivo que designa media mina (25 siclos), y proviene de un verbo que significaba "romper en dos" o "dividir". Cuando Daniel interpretó la tercera palabra cambió el plural "parsin" (la "u" de "uparsin" significa "y") al singular "peres" (de cuya raíz proviene el nombre de Persia). Lo que se le estaba anunciando es que su reino pasaría en su totalidad a las manos de la alianza medo persa.
Quizás los sabios de Babilonia sí que habían podido identificar las palabras, pero no pudieron interpretarlas correctamente porque no sabían qué era lo que había sido contado, pesado y dividido. Ahora tanto ellos como el rey Belsasar entendieron su significado.
Cumplimiento del juicio anunciado
(Dn 5:29-31) "Entonces mandó Belsasar vestir a Daniel de púrpura, y poner en su cuello un collar de oro, y proclamar que él era el tercer señor del reino. La misma noche fue muerto Belsasar rey de los caldeos. Y Darío de Media tomó el reino, siendo de sesenta y dos años."
1. Daniel es recompensado
Podemos estar seguros de que a Belsasar no le gustó nada lo que Daniel le acababa de anunciar, pero aun así cumplió su palabra y recompensó al profeta conforme a lo que le había prometido: "Entonces mandó Belsasar vestir a Daniel de púrpura, y poner en su cuello un collar de oro, y proclamar que él era el tercer señor del reino". Todo esto era realmente muy efímero, menos duradero que la flor de la hierba. ¿Qué valor tenía ser "el tercer señor del reino" si ese reino iba a desaparecer en esa misma noche?
2. La conquista de Babilonia por los medo persas
Y así ocurrió tal como Dios lo había anunciado por medio de su profeta. Belsasar se sentía seguro dentro de su ciudad fortificada, pero esto no le pudo salvar. La historia nos ha hecho llegar el relato de cómo cayó Babilonia. Debajo de los muros de la ciudad corrían las aguas de un canal que le proveía de agua. Ese canal fluía de norte a sur por el centro de Babilonia. Los medo persas dividieron su ejército; una parte en el norte, por donde el canal entraba a la ciudad y la otra al sur, por donde salía de ella. Luego las tropas ubicadas al norte hicieron desviar el agua del canal, de tal manera que los soldados pudieron entrar por debajo de las compuertas. Una vez dentro de la ciudad los príncipes estaban demasiado ebrios para poder defenderla. Belsasar y sus líderes fueron asesinados, pero los demás no sufrieron mayores daños. De hecho, el pueblo babilonio se alegró de la conquista y no hubo oposición.
Con la derrota de Babilonia a manos de los medo persas se dio paso a la segunda fase de los tiempos de los gentiles que Dios ya había anunciado por medio del sueño de Nabucodonosor (Dn 2:36-43). Todo esto confirma una vez más que Dios es soberano y que él actúa conforme a los planes que ha determinado sin que nadie se lo pueda impedir.
En este punto es interesante notar también cómo la profecía de la conquista de Babilonia descrita por Isaías mucho tiempo antes se cumplió con total exactitud.
(Is 21:5-9) "Ponen la mesa, extienden tapices; comen, beben. ¡Levantaos, oh príncipes, ungid el escudo! Porque el Señor me dijo así: Ve, pon centinela que haga saber lo que vea. Y vio hombres montados, jinetes de dos en dos, montados sobre asnos, montados sobre camellos; y miró más atentamente, y gritó como un león: Señor, sobre la atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches enteras sobre mi guarda; y he aquí vienen hombres montados, jinetes de dos en dos. Después habló y dijo: Cayó, cayó Babilonia; y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra."
Aquí vemos a los príncipes sentados a la mesa comiendo y bebiendo sin hacer caso de las advertencias del Señor para que estuvieran vigilantes. Finalmente fueron sorprendidos por el invasor.
3. Darío de Media toma el reino
La identificación de "Darío de Media" ha sido un tema muy debatido entre los historiadores, ya que es una persona de la que no se encuentran datos en los anales seculares de los medos. Además, hay que decir que "Darío" era un titulo honorífico que usaban los gobernantes que ocupaban el trono, del mismo modo que lo fue Faraón para Egipto o Abimelec para los filisteos.
Para su identificación nos puede ayudar un documento cuneiforme relacionado con la caída de Babilonia, la "Crónica de Nabonido" en la que se menciona a Gobrias como el general de las fuerzas de Ciro que capturó la ciudad de Babilonia. Este fue nombrado por Ciro como gobernador de la ciudad (y seguramente de la provincia), un cargo que ocupó hasta su muerte un año después. Él pudo haber adoptado el nombre de Darío durante ese tiempo. No olvidemos que el nombre de Dario significa "el que sostiene el cetro". Después de él Ciro de Persia fue constituido como rey de Babilonia, tal como se indica en (Dn 6:28).
Belsasar es un buen ejemplo de muchas cosas:
Era el tipo de persona que no disciernen lo precario de su situación y que deposita su confianza en cosas que en el momento crítico de su vida no le van a poder salvar. Ni la compañía de mil príncipes, ni la sabiduría de todos los sabios de Babilonia, ni tampoco todos sus dioses le pudieron librar de ser conquistado.
Este rey proporciona un ejemplo de la forma en la que muchas personas reaccionan cuando se enfrentan con el juicio de divino: buscan la diversión para olvidarse de su situación real y de los peligros que amenazan sus vidas, llegando incluso a volverse insolentes contra Dios.
La persona de Belsasar sirve para ilustrar también la arrogancia de gobernadores y de hombres de negocios poderosos de este mundo que desprecian a Dios. Ellos, al igual que Belsasar, un día tendrán que reconocer que Dios es el único soberano, y que todo lo que tienen se lo deben a él.
El fin de la vida de Belsasar nos recuerda también a nosotros que Dios tiene contados nuestros días, juzga nuestras obras y castigará finalmente todo pecado.
Dios se había revelado a Belsasar por medio de lo ocurrido con su padre Nabucodonosor, pero él no quiso hacer caso. Finalmente le comunicó su juicio por medio de cuatro palabras escritas en una pared. Nosotros también debemos atender a la revelación que Dios nos ha dado a lo largo de toda la historia, especialmente por la historia de su pueblo Israel, y aún más, por la de su propio Hijo Jesucristo. Además, no tenemos sólo cuatro palabras para conocer su voluntad, sino un libro entero, la Biblia, que nos informa detalladamente de todo lo que necesitamos saber acerca de Dios.
La caída de Babilonia, previamente anunciada por Dios, sirve como demostración de que Dios está en el control de la historia de la humanidad. Él tiene la última palabra en este mundo.
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