LA SANTA BIBLIA
martes, 30 de agosto de 2016
COMO ES TU INFLUENCIA HACIA TU ENTORNO
Vestíos […] de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia (v. 12).
Lectura: Colosenses 3:12-17
Algunos años antes de convertirse en presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt se enteró de que su hijo mayor estaba enfermo. Aunque se recuperaría, la causa de esa enfermedad golpeó duramente a Roosevelt: los doctores le dijeron que era por él. Su hijo padecía «agotamiento nervioso», tras haber sido implacablemente presionado por su padre para que se convirtiera en el héroe valeroso que Roosevelt mismo no había sido durante su frágil niñez. Entonces, prometió: «De ahora en adelante, nunca lo volveré a presionar, ni mental ni corporalmente». Y así lo hizo.
Ese mismo hijo fue quien luego lideró valientemente el desembarco de los soldados aliados en Playa de Utah durante la Segunda Guerra Mundial.
Dios nos ha confiado el influir en la vida de otras personas. Tenemos una gran responsabilidad hacia nuestros cónyuges, hijos, familiares, padres, hermanos, amigos, empleados y clientes. La tentación a presionar demasiado, a exigir por demás, a forzar el progreso o a orquestar el éxito puede llevarnos a perjudicar a otros. A veces queremos imponer mas o menos fe inclusive utilizando La Palabra cuando Dios dice “Ven hijo mío dame hoy tu corazón”. Por eso, se exhorta a los seguidores de Cristo a vestirse «de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia» (Colosenses 3:12). Si Jesús, el Hijo de Dios, vino en humildad, ¿no deberíamos tratarnos unos a otros con mansedumbre? Jesús nos dejó un testimonio sobre esto cuando lo buscaban su madre y sus hermanos… ¿que le contestó el Maestro?
Mateo 12:46-50
46 Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar.
47 Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar.
48 Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?
49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.
50 Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.
El se limitaba a responder puntual y únicamente en base a los requerimientos que se le hacían y no a enrostrar la falta de espiritualidad o búsqueda de Dios.
Señor, ayúdame a reflejar tu carácter.
Nosotros debemos hacer por los demás lo que Dios hace por nosotros.
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