LA SANTA BIBLIA
lunes, 16 de octubre de 2017
ANDAMOS POR FE Y NO POR VISTA
Génesis 50:15-20
Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy… (v. 20).
Jay Bufton convirtió su habitación del hospital en un faro.
Con 55 años de edad, el esposo, padre, profesor y entrenador estaba muriendo de cáncer, pero su habitación —la 5020— se convirtió en un faro de esperanza para amigos, parientes y personal del hospital. Por su actitud gozosa y su fe sólida, las enfermeras querían que las asignaran para asistirlo. Incluso, algunas iban a verlo fuera del horario de trabajo.
Aunque su cuerpo atlético ya estaba desgastado, saludaba a todos con una sonrisa y palabras de aliento. Un amigo dijo: «Cada vez que lo visitaba, estaba vibrante, positivo y lleno de esperanza. Vivía su fe aun frente al cáncer y la muerte».
En su funeral, un orador señaló que la habitación 5020 tenía un significado especial. En Génesis 50:20, José afirma que, aunque sus hermanos lo habían vendido como esclavo, Dios había convertido esa situación en algo bueno y con propósito: «darle vida a mucha gente». Aunque el cáncer invadió su vida, al reconocer la mano de Dios en ello, Jay podía decir: «Dios lo encaminó a bien». Por eso, aprovechó para contarles a otros sobre Jesús.
¡Qué legado de fe inconmovible en nuestro Salvador ante el llamado de la muerte! ¡Qué testimonio de confianza en nuestro Dios bueno y confiable!
Señor, ayúdame a testificar de tu amor aun en los momentos difíciles.
Por la gracia de Dios, podemos dar el mejor testimonio en el peor momento.
miércoles, 4 de octubre de 2017
DETENCIONES DIVINAS
Lucas 18:35-43
Jesús […] le preguntó, diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista (vv. 40-41).
Los expertos coinciden en que las interrupciones absorben una asombrosa cantidad de tiempo. Ya sea que estemos en el trabajo o en casa, una llamada telefónica o una visita inesperada pueden desviarnos de lo que consideramos nuestro propósito principal.
A la mayoría no nos gustan las interrupciones; en especial, cuando generan inconvenientes o cambio de planes. Pero Jesús trató de manera muy diferente lo que parecían ser interrupciones. Vez tras vez, en los Evangelios, vemos cómo interrumpía sus actividades para ayudar a los necesitados.
Mientras Jesús iba camino a Jerusalén para ser crucificado, un mendigo ciego, junto al camino, clamó: «¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!» (Lucas 18:35-38). Algunos le dijeron que se callara, pero él seguía clamando. Jesús se detuvo y le preguntó: «¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista. Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado» (v. 41-42).
Cuando alguien que realmente necesita ayuda interrumpe tus planes, pídele sabiduría al Señor para saber cómo responder de forma compasiva. Lo que nosotros llamamos interrupción podría ser una cita divina que el Señor ha concertado para ese día.
Señor Jesús, lléname de sabiduría y compasión para responder como tú lo hiciste ante los necesitados.
Las interrupciones pueden ser oportunidades para servir.
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